El Patriarcado de Moscú alega que la decisión por parte del gobierno de entregar la obra de arte se ha hecho “en respuesta a numerosas solicitudes de creyentes ortodoxos”
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha entregado el icono ruso más aclamado del país, la Trinidad de Andrei Rublev, a la Iglesia ortodoxa del país. Así lo anunciaba ayer, lunes, el Patriarcado de Moscú en un comunicado recogido por France Press.
Si bien el comunicado del Patriarcado señala que Putin tomó la decisión de entregar el icono “en respuesta a numerosas solicitudes de creyentes ortodoxos”, lo cierto es que esta entrega coincide con el apoyo prestado por el patriarca Kirill la decisión de Putin de enviar tropas a Ucrania, instando a los creyentes a apoyar la ofensiva.
Lo cierto es que, después de los distintos reveses que han sufrido las tropas rusas en Ucrania, así como la resistencia mostrada por el país invadido, la entrega de esta obra de arte parece responder bien al relato espiritual que el gobierno de Putin –con el beneplácito de Kirill, quien el pasado mes de octubre decía en una homilía que “morir en Ucrania borra todos los pecados”– ha dado a la guerra.
Los últimos estudios indican que la Trinidad de Andrei Rubley fue pintada para lo que ahora es el Trinity Lavra de St. Sergius, ubicado en la ciudad de Sergiyev Posad en las afueras de Moscú. Después de la revolución bolchevique de 1917, el icono fue trasladado a la Galería Tretyakov en 1929.
Por su parte, el Patriarcado de Moscú ha señalado que el icono, que se trata de una obra de arte única en el mundo por ser considerada una de las primeras representaciones de la Santísima Trinidad, se exhibirá durante un año en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú antes de regresar al histórico monasterio en Sergiyev Posad.