La Universidad San Dámaso lanza un curso sobre Pentecostés, una propuesta que cuenta ya con más de 200 personas inscritas de forma presencial y en línea
Llega Pentecostés y la Universidad San Dámaso lanza un curso sobre el Espíritu Santo. Una propuesta formativa en la que a los pocos días del lanzamiento ya se habían inscrito más de 200 personas para asistir de forma presencial, online y en diferido. Esta propuesta formativa está coordinada por el profesor Eduardo Toraño López, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de dicha universidad y asesor espiritual nacional de la Renovación Carismática Católica en España. ‘En el poder del Espíritu Santo. Pentecostés’ se desarrollará en dos sesiones los días 17 y 24 de mayo de 2023 a las 19:30h en el Aula Pablo Domínguez del centro madrileño. Toraño comparte con Vida Nueva algunas de las inquietudes que suscita el Espíritu para el mundo de hoy.
PREGUNTA- En dos sesiones se va a profundizar “En el poder del Espíritu Santo. Pentecostés”. ¿Cuál es el poder más fuerte del Espíritu para estos tiempos?
RESPUESTA- Soy testigo del poder del Espíritu Santo hoy. Veo su poder en el sacramento de la reconciliación, en la Eucaristía celebrada y también en la Adoración, guiada por las mociones el Espíritu, donde muchas personas reciben luz y experimentan sanación en su corazón e, incluso, física. En el acompañamiento de personas con heridas interiores, debidas a carencias afectivas y traumas, oramos pidiendo que descienda el poder del Espíritu y las heridas de abuso, rechazo, abandono, injusticia, soledad… reciben sanación y las personas encuentran un nuevo sentido y color a su vida. Este poder lo tiene el Espíritu que es omnipotente y es el mismo que se manifestó en la Iglesia naciente, como relatan los Hechos de los Apóstoles, que transformó a los discípulos y a muchos.
Hay tantas personas que viven sinsentido, con tanto sufrimiento y dolor, y por prejuicios o desconocimiento, no acuden a la Iglesia y buscan soluciones a sus males en otros “poderes”, como los esotéricos de adivinos, echadores de cartas… o invocando a demonios. Los hay que creen que está el Espíritu o que se le puede meter en sesiones de reiki u otras terapias alternativas de la “Nueva Era”, que ofrecen curaciones rápidas, pero que no resuelven el problema de fondo y traen otras perturbaciones aún más graves. Estas energías que tienen “poder” no son el Espíritu Santo, pues no conducen a un cambio total, definitivo y profundo de toda la persona.
Solo el Espíritu Santo, enviado por el Padre y Jesús a la Iglesia, toca lo más íntimo y profundo de la persona, sana de raíz y transforma la vida completamente.
P.– En los últimos años se ha potenciado el sentido laical de la fiesta de Pentecostés. ¿Qué pueden esperar los laicos, desde su vocación específica, del fuego del Espíritu?
R.- En estos últimos años me sorprende cómo el Espíritu Santo se está manifestando como lo hizo en Pentecostés. Aunque el Espíritu es invisible, se manifiesta en signos perceptibles para hacerse presente en el modo como nosotros podemos entenderlo. En esta sociedad descreída, secularista y relativista, y en un cristianismo muchas veces guiado por la razón y la voluntad, el fuego del Espíritu se manifiesta también tocando lo afectivo y sensible para transformar a la persona completa, en todas sus dimensiones, implicando también un compromiso social.
La vocación específica de los laicos es vivir la vida en el Espíritu para llevarla a todos los ambientes. El laico está llamado a que el Espíritu permee el mundo del trabajo, de la familia, de la política, la sociedad, la cultura… y así llegue a todos la evangelización con un Espíritu nuevo. Para esta nueva evangelización hay distintos métodos y propuestas de Retiros o Seminarios de Vida que son un buen impulso para el dinamismo del laicado, que luego se ha de vivir en lo cotidiano.
P.– Uno de los objetivos es tratar de buscar “cómo actúa el Espíritu Santo y cómo nos habla hoy”. ¿Cómo habla? ¿Se le escucha lo suficiente?
R.- El Espíritu Santo no deja de hablar y de actuar. Otra cosa es que lo sepamos escuchar. El Espíritu se abaja y se nos comunica a nuestro modo de entender. Dios nos ha creado con la capacidad de acoger al Espíritu en nuestros corazones y que ahí se dé la más íntima comunicación con Él. El Espíritu nos habla desde fuera: en la Biblia, Palabra de Dios, en predicaciones, a través de acontecimientos y personas… pero en todas esas comunicaciones externas hemos de ver cuales conectan con el corazón. Por eso hay que conocerse bien, conocer bien cómo habla el Espíritu y distinguir su voz de las propias voces o las del mal espíritu que pretende confundirnos. Por eso una vida de oración profunda y un adecuado discernimiento, con la ayuda de un buen maestro espiritual, son buenos cauces para escuchar la voz del Espíritu.
P.– En los últimos años, ¿ha crecido el interés por profundizar en la persona del Espíritu Santo dentro de la Teología?
R.- Creo que cada vez hay un creciente interés en el estudio de la persona del Espíritu Santo. Hay experiencias espirituales que motivan este estudio, de modo que la unión teología y vida, a la que invita Veritatis Gaudium, puede encontrar su eco en una mayor reflexión sobre el Espíritu Santo. Aunque la Pneumatología no es una disciplina habitual en el primer ciclo de Teología, sí se ofrece cada vez más en el segundo ciclo y en cursos monográficos o seminarios. Sin embargo, sería bueno que, aunque se hable del Espíritu Santo en muchas materias, se introdujera la Pneumatología, estudio sistemático sobre el Espíritu Santo, como una asignatura más nuclear.