El católico Marcelo Rebelo de Sousa vetó la norma dos veces antes de tener que firmarla
“Como hemos reafirmado en varias ocasiones a lo largo del proceso legislativo que ahora llega a su fin, con la legalización de la eutanasia se rompe el principio fundamental de la inviolabilidad de la vida humana y se abren puertas peligrosas para una ampliación de las situaciones en las que uno puede solicitar la muerte asistida”. Así lo expresa la Conferencia Episcopal Portuguesa en un comunicado después de que el presidente de la República, el católico Marcelo Rebelo de Sousa, se viera obligado a promulgar la ley de eutanasia aprobada el 12 de mayo en el Parlamento.
Las iniciativas legislativas sobre la eutanasia fueron objeto de dos vetos políticos por parte de Rebelo de Sousa y dos vetos decretados por la Corte Constitucional, por razones de inconstitucionalidad. Sin embargo, ahora la legislación es una realidad.
Los obispos señalan que, con la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido, “la vida humana queda desprotegida y sufre un grave ataque a su valor y dignidad”. “La muerte se presenta ahora como una solución al dolor y al sufrimiento, en lugar de promover cuidados paliativos humanizadores hasta el final natural de la vida”, explican.
Asimismo, reiteran el llamamiento “a las familias y a los profesionales de la salud, a quienes siempre debe garantizarse la objeción de conciencia, para que rechacen las posibilidades que abre la legalización de la eutanasia”.
Para el Episcopado, la aprobación de la ley representa “un claro retroceso”. “Mantenemos la esperanza de que pueda ser revocado y que la vida humana, que es un don invaluable, sea nuevamente valorada y defendida en todas sus etapas”, concluyó el comunicado lanzado ayer por la tarde.