“Gracias por contagiar vida nueva a través de las páginas de la revista”. Así ha comenzado el director de Vida Nueva, José Beltrán, la presentación de ‘Dicho queda. La mirada de un católico’, el libro del embajador de España ante la Santa Sede de 2006 a 2011, Francisco Vázquez Vázquez, que recoge sus artículos publicados en este semanario.
Vázquez ha presentado el libro esta tarde en el Auditorio Banco Sabadell de Madrid junto al cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela -autor del prólogo-, y el sacerdote y vaticanista de Vida Nueva, Antonio Pelayo -autor del epílogo-. El embajador ofrece en esta obra, organizada en tres bloques temáticos –Religión, política y sociedad; Libertad religiosa y Religión y cultura–, sus reflexiones sobre el papel de la Iglesia y los católicos en la vida pública.
“No voy a hablarles del libro porque si no, no me lo compran”, ha comenzado bromeando el embajador. Pero pronto se ha puesto serio para afirmar que, ahora que estamos en campaña electoral, “sería bueno que el votante sepa la confesión religiosa de un político antes de ejercer su derecho al voto”, porque “rara vez se sabe la confesión religiosa de un político”.
Por otro lado, ha criticado el silencio de la jerarquía eclesiástica. “La Iglesia tiene que hablar y ofrecer sus orientaciones a los creyentes”, ha subrayado.
Sobre su relación con Rouco, afirma que es su “pastor” más allá de la relación institucional que tuvieron como alcalde de La Coruña y arzobispo de Santiago de Compostela. En este sentido, el purpurado ha recordado la primera vez que lo conoció: “Me dijo una cosa que no olvidaré nunca: ‘Si necesita terreno para nuevas parroquias, cuente con el ayuntamiento, porque una parroquia siempre es buena para una ciudad'”. “Eso sin saber con qué me iba a topar, porque no es extraño que un obispo” vaya con pies de plomo ante un “político socialista”, ha subrayado.
De hecho, ambos trabajaron de la mano en la construcción de nuevas parroquias. “Es hasta interesado para un ayuntamiento que se creen parroquias, porque armonizan el progreso”, ha señalado Vázquez.
En su intervención, Rouco ha dicho que “la amistad no puede enturbiar el ojo crítico”. Y desde ahí ha invitado a leer el libro del embajador, pues “deja testimonio de un seguimiento crítico, con la crítica que da el ojo de la fe, de la última década de la historia de la Iglesia y de la historia de España, una década de novedades y sorpresas con el pontificado del papa Francisco”. Y ha agregado: “Es recomendable porque ayuda al cristiano seglar que vive en el mundo a saber dónde está”.
El cardenal ha destacado también la libertad de Vázquez a la hora de escribir en Vida Nueva, pues “no tiene miedo a hacer críticas al Episcopado español”. “Y es bueno que haya una opinión pública de la Iglesia, ser un seglar responsable con la Iglesia”, ha aseverado, al tiempo que ha defendido la “corrección fraterna, pública o privadamente”.
Por su parte, Pelayo ha comenzado dirigiéndose a Rouco: “Nuestras posturas no han sido siempre coincidentes, pero sí ha habido un punto de coincidencia entre ambos: el aprecio a la función de Francisco Vázquez como embajador”. Y es que, según el sacerdote, “Zapatero, en un punto de lucidez, eligió a un buen embajador”.
Entre sus grandes logros en la Embajada de España ante la Santa Sede, el vaticanista de Vida Nueva destacó dos puntos: la negociación, junto al cardenal Cañizares, con María Teresa Fernández de la Vega que desembocó en el 0,7% del IRPF para la Iglesia y su audacia al “lograr bloquear un proyecto de ley de libertad religiosa que hubiera sido nefasto”.
Pelayo, que ha dicho que muchos otros medios han envidiado a la revista por tenerle entre sus firmas, ha concluido destacando la coherencia política y cristiana de Francisco Vázquez: “Ser coherente es difícil y él lo es. Ha sido un socialista coherente y un católico coherente. Fiel al Magisterio y fiel a los papas”.