Durante esta semana se estuvo desarrollando una nueva reunión Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM), en una edición eleccionaria que puso a la cabeza del organismo a nuevos titulares para el período 2023-2027.
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En esta 39° Asamblea General fueron elegidos: Presidente, el arzobispo de Porto Alegre, Jaime Spengler; Vicepresidente 1°, José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo; y Vicepresidente 2°, II, José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá. Completan la presidencia del CELAM, el secretario general, cargo que recayó en el obispo auxiliar de Cuzco, Lizardo Estrada Herrera, osa; y el presidente del Consejo de Asuntos Económicos que será gestionado por el obispo de San Pedro de Macorís, Santiago Rodríguez Rodríguez.
Vida Nueva tuvo la oportunidad de conversar con el arzobispo de San Juan y saliente secretario general del CELAM, Jorge Lozano, quien nos compartió la evaluación de su tarea pastoral en el organismo latinoamericano.
Tiempos exigentes
PREGUNTA.- Finalizó su gestión como Secretario General del CELAM. ¿Cómo evalúa este tiempo pastoral al servicio de la Iglesia latinoamericana?
RESPUESTA.- La verdad es que yo tengo un corazón agradecido por esta experiencia que llevé adelante desde fin de octubre del 2020. Fueron tiempos, sin duda, muy exigentes: de tensiones interiores muy fuertes para poder atender la arquidiócesis y los reclamos del CELAM. Pero la evaluación es muy positiva. La verdad que para mí ha sido una riqueza muy, muy grande en cuanto a la dimensión de experiencia de la Iglesia encarnada en distintas culturas.
P.- ¿Cuáles han sido los grandes desafíos que han encarado como organismo y cuál fue el resultado?
R.- Considero que uno de los desafíos más importantes ha sido fortalecer la colaboración entre la Iglesia de Latinoamérica y el Vaticano, en estrecha relación con el papa Francisco. Pudimos ayudar al vínculo entre la Iglesia de la América Latina y el Caribe y el Vaticano, con quienes colaboran más cercanamente con el Papa y los encuentros con el mismo Francisco en cuestiones que él nos iba orientando, acogiendo, aconsejando.
Aporte a la Iglesia universal
P.- Después de haber pasado por esta experiencia, desde su opinión, ¿qué puede ofrecer esta Iglesia continental al resto de las Iglesias particulares?
R.- He podido percibir, palpar esta Iglesia en distintos momentos, espacios, en distintas culturas, realidades y situaciones. Pude descubrir el modo en que América Latina y el Caribe pueden aportar a la Iglesia en todo el mundo, en otros continentes, en experiencias sinodales, experiencias de comunión, de participación. Por eso, la experiencia experiencia personal es muy buena.
P.- ¿Qué desearía agradecer después de esta gestión y cómo será la “vuelta a casa”?
R.- En síntesis, te diría que termino este servicio muy contento por lo vivido y por lo gestionado. Contento por todo lo que pudimos ayudar, acompañar y vincular en el continente, y en apoyo y consonancia con el papa Francisco. Debo reconocer que también estoy muy contento por poder retomar un ritmo de vida como pastor diocesano. Si bien disfruté mucho, también extrañé el contacto con las comunidades, las visitas pastorales. Creo que este servicio me ha enriquecido y ahora espero poder disfrutar también de la vida de obispo diocesano.