El pastor evangélico Joël Thibault publicó a finales de marzo ‘L’Aumônier des champions’, un libro en el que recorre su itinerario de fe y su papel espiritual junto a deportistas de élite. Acompañando a atletas como Olivier Giroud y Aurélien Collin, describe su tarea a la sombra de los deportistas y esboza una crítica del negocio del deporte. Ahora, en una entrevista con La Croix, el clérigo profundiza en este camino y en su labor como capellán.
- PODCAST: Francisco-Zelenski: cumbre para una paz difusa
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
PREGUNTA.- Usted acompaña espiritualmente a varios deportistas de élite, como los futbolistas Olivier Giroud y Aurélien Collin. ¿Cuál es el papel de un capellán deportivo?
RESPUESTA.- Los capellanes deportivos existen oficialmente desde 1988, cuando fueron acreditados para los Juegos Olímpicos de Seúl. En aquel momento, se trataba de una respuesta a una necesidad de apoyo más profunda que fue tomando forma tras los atentados de Múnich de 1972 (en los que once atletas israelíes fueron asesinados por una organización palestina durante los Juegos Olímpicos). Hoy estamos allí para escuchar con amabilidad, para responder a sus preguntas existenciales.
La idea es proporcionar ayuda espiritual y apoyo holístico basado en el cuerpo, la mente y el espíritu. De este modo complementamos la labor de quienes trabajan por el bienestar del atleta: el club y el personal se ocupan del cuerpo y la mente a través de preparadores físicos, médicos, fisioterapeutas, preparación mental, etc. En cuanto al lugar del alma, la espiritualidad y la religión en el atleta, se ha dejado de lado. Durante mucho tiempo las creencias de los deportistas fueron condenadas al ostracismo. Pero ¡forma parte del todo! Para ellos es importante no ocultar su fe. Esta dimensión holística les da espacio para rezar, celebrar, leer la Biblia con alguien que les pueda aconsejar. Esto es muy valioso, porque su agitado estilo de vida no siempre les deja tiempo para ir a un lugar de culto, por ejemplo.
P.- Usted es pastor de la Iglesia protestante evangélica. ¿Qué tiene de especial un capellán de esta corriente del protestantismo?
R.- Los evangélicos tienen menos complejos sobre el hecho de ganar y de darlo todo. Así que no hay ningún tabú sobre ganar, el énfasis está en buscar la gloria de Dios y dar lo mejor de uno mismo.
El dinero en el fútbol
P.- En el fútbol han surgido recientemente cuestiones religiosas. Hemos visto la cuestión del ayuno durante el Ramadán o las tensiones vinculadas a llevar una camiseta con los colores del colectivo LGBT. ¿Cómo conciliar la fe y el deporte de alto nivel?
R.- Se supone que el campo de deportes es neutral, ¡pero tenemos que ser conscientes de que los individuos que practican deportes no lo son! Cada uno viene con lo que es y lleva consigo sus creencias personales. Y creo que hoy es importante seguir luchando contra todas las formas de discriminación en el deporte, porque siguen estando demasiado presentes. La dificultad hoy en día estriba en que son las autoridades las que deciden por todos los proyectos que consideran buenos.
Me gustaría ver, junto a la lucha contra la homofobia, jornadas de sensibilidad con camisetas o lazos para defender la libertad religiosa. Conozco a un futbolista egipcio que nunca ha podido jugar en la selección porque es copto. Eso también me escandaliza. El tema de la persecución de los cristianos, por ejemplo, está ausente en el mundo del deporte. En algunos países, hay jugadores a los que les gustaría abandonar el islam, pero no pueden hacerlo.
P.- En varios deportes, sobre todo en el fútbol, se habla mucho de las cantidades y del lugar que ocupa el dinero, a veces en detrimento del plan deportivo. ¿Cuál es su opinión como cristiano sobre los excesos del negocio deportivo?
R.- Creo que hay demasiado dinero en algunos deportes y poco en otros. La distribución no es buena. Es una forma de injusticia ligada al capitalismo: los mejores reciben más. Pero en el caso del deporte, las diferencias salariales son enormes. A veces es difícil vivir de la natación, aunque sea una disciplina más exigente que el fútbol y algunos deportistas hayan asumido retos considerables. En términos más generales, ¿es bueno pagar lo mismo a un ingeniero francés que a un futbolista?
En este tema, hemos llegado a una forma de burbuja especulativa. Pero justo cuando pensábamos que las cosas volverían a la normalidad, ¡vemos cómo países como Arabia Saudí salen al mercado con mil millones de euros para fichar a Lionel Messi! Necesitamos un reparto más justo del dinero. Estados Unidos lo ha conseguido imponiendo un tope salarial a los equipos. A partir de ahí, hay cosas que hacer y en las que trabajar.
*Artículo original publicado en La Croix, ‘partner’ en francés de Vida Nueva