El 24 de mayo de 1993, el arzobispo de Guadalajara fue asesinado supuestamente en un fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes, pero la hipótesis de que se trató de un crimen de Estado sigue en pie
Este 24 de mayo se cumple un año más del asesinato del cardenal mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo. Ya son tres décadas de aquel acto de violencia injustificable en el Aeropuerto de Guadalajara que, de acuerdo con los obispos mexicanos, ha dejado una herida abierta en el corazón de la Iglesia, pero también en la historia del país, pues hasta la fecha no se han esclarecido las causas del crimen.
A 30 años de aquel asesinato, la Iglesia católica sigue llamando al perdón y a la reconciliación con quienes participaron en el crimen, sin dejar de exigir el esclarecimiento de los hechos y un fin a la impunidad.
El entonces arzobispo de Guadalajara fue asesinado supuestamente en medio de un fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes, en el aeropuerto tapatío, adonde había llegado para recibir al nuncio apostólico Girolamo Prigione.
Lo que la arquidiócesis de Guadalajara, ahora a cargo del cardenal Francisco Robles Ortega, ha compartido es que, antes de ser asesinado, el cardenal Juan Jesús Posadas había sido informado sobre cómo los grupos de narcotraficantes se estaban repartiendo el país con apoyo de políticos.
Incluso -según la arquidiócesis- en su momento el cardenal Posadas fue sacado a empujones de una reunión en la residencia del presidente de la República, Carlos Salinos de Gortari, tras haberse negado a guardar silencio sobre la “estrategia” del Gobierno federal en torno al narcotráfico.
“Señores, me parece que se equivocan. Yo no voy a dejar de denunciar el problema del narcotráfico, y tampoco voy a buscar que los obispos se callen. Todos sabemos que muchos políticos importantes están haciendo negocio del narcotráfico, y eso no debemos permitirlo”, habría dicho Posadas a los funcionarios que estaban presentes en aquella reunión.
Según la crónica publicada hace unos años en Semanario, órgano de información de la arquidiócesis de Guadalajara, uno de los presentes, fuera de sí, insultó al arzobispo, lo intentó abofetear, lo encaminó a la puerta y, de un empellón, lo sacó.
Tiempo después –añade el Semanario- el arzobispo detalló lo sucedido a un amigo. Le explicó que le habían hecho propuestas ilícitas a cambio de dinero: “Me hablaron de que no me metiera en el corredor de Tijuana-Guadalajara, de prostitución y otras cosas”.
Durante años, los abogados que han llevado el caso han expuesto pruebas que sostienen su argumento de que se trató de un crimen de Estado.
Quizás la más contundente es el hecho de los hostigamientos que recibió el cardenal días antes de ser asesinado, pero también está la bitácora de vuelos de la entonces Procuraduría General de la República, que dan cuenta de cuatro vuelos que salieron a investigar el homicidio del cardenal Posadas, antes de que éste se cometiera.
El exprocurador de la República, Jorge Carpizo, declaró, dentro del expediente del ‘Caso Posadas’, que él ordenó la salida de cuatro vuelos, entre las 13:52 pm y las 15:50 pm., para investigar los hechos, cuando el homicidio ocurrió a las 15:45 pm.
Al cumplirse el 30 aniversario del asesinato del cardenal Posadas, la Conferencia del Episcopado Mexicano aseguró que la herida sigue abierta en “nuestros corazones y en la historia de nuestro país”.
Los obispos del país recordaron al cardenal Posadas Ocampo como un hombre de fe inquebrantable y una voz valiente que defendió los valores cristianos y luchó incansablemente por la justicia y la paz en México.
“Su partida dejó un vacío irremplazable en nuestra Iglesia y en toda la sociedad, pero su legado y su ejemplo perduran en nuestras memorias y en nuestras acciones cotidianas”.
También recordaron con gratitud y admiración la vida y el sacrificio del cardenal mexicano, su entrega total a Dios y a sus hermanos, su incansable labor pastoral, “y su compromiso con los más necesitados nos inspiran a seguir su ejemplo de amor, servicio y perdón”.