El Greco regresa a Roma. Vuelve después de que, a finales de 1576, la abandonara y, tras pasar unos meses en Venecia, emprendiera el viaje que le cambiaría la vida como ni él mismo podía imaginar: a Toledo, donde el “extravagante, singular y paradójico pintor” –como le describió Fernando Marías– se convertiría en una de las cimas de la pintura universal. A aquella Roma, traumatizada tras el impacto –y la muerte– de Rafael y de Miguel Ángel, llegó Domenikos Theotokopoulos (Candía, Creta, 1541-Toledo, 1614) apenas siete años antes, en 1570. Y de ella huyó decepcionado, ajeno a ese triunfo al que aspiraba en la corte de Pío V.
Más de 450 años después de aquel fracaso –el artista se veía como un “genio” incomprendido–, el Vaticano ha anunciado que El Greco será el protagonista de la exposición que abrirá la programación cultural del 27º Jubileo de la historia y el segundo en el pontificado de Francisco, bajo el lema ‘Peregrinos de la esperanza’ y que se extenderá desde diciembre de 2024 hasta enero de 2026.
“Puedo ya anunciar que, a partir del próximo septiembre, se preparará una muestra con obras del gran artista del Renacimiento español: El Greco. Obras que no han dejado nunca España y que serán puestas a disposición especialmente para esta circunstancia, para dar el inicio oficial a las iniciativas culturales”, afirmó hace unos días Rino Fisichella, pro-prefecto de la Sección para las cuestiones fundamentales de la Evangelización en el mundo del remozado Dicasterio para la Evangelización.
La fecha elegida para este “primer evento-signo”, como bien lo describe, es del 1 de septiembre al 8 de octubre de 2023. El escenario, la iglesia de Sant’Agnese in Agone, en Piazza Navona. “Este primer evento-signo ayudará al visitante a reflexionar sobre el tema de la ‘esperanza en Cristo’, que auxilia al ser humano a recuperarse de sus miserias con la perspectiva de la vida eterna”, añadió Fisichella.
Aún no se sabe mucho más, ni el número ni la procedencia de las obras que viajarán desde varias diócesis españolas, incluida Toledo. Ninguna saldrá del Museo del Prado. Lo único que avanzó Fisichella es que “en la muestra se podrá admirar un tríptico teológico, constituido por tres obras maestras de El Greco, como El Bautismo, El Cristo abrazado a la Cruz y El Salvador bendiciendo”.
Lo que sí será es la reconciliación de Roma con el pintor, que en vida fue conocido como “El Griego”, pese a que la isla de Creta era territorio de la República de Venecia, a donde viajó para admirar a Tiziano antes de poner rumbo a Roma. “Tras un viaje de estudios por Italia –Padua, Vicenza, Verona, Parma, Florencia–, se instaló en Roma, donde permaneció hasta 1576 o 1577, en contacto con el círculo intelectual del cardenal Alejandro Farnesio, que frecuentaban diversos religiosos y hombres de letras españoles, e inicialmente estuvo alojado en el ático de su palacio”, escribe Fernando Marías en ‘El Greco. Biografía de un pintor extravagante’ (Nerea).
En 1572, de hecho, Domenikos Theotokopoulos fue expulsado de la servidumbre del cardenal Farnesio e ingresó, con derecho a abrir su propio taller, en la asociación gremial romana, la Academia de San Lucas. “Desde entonces, trabajó preferentemente como retratista y en pequeñas obras religiosas para clientes particulares, en un estilo mucho más italianizado y avanzado; no obstante, no debió de conseguir éxitos de envergadura, por lo que decidiría emigrar”, según el historiador del arte.