La visita pastoral realizada el pasado mes de noviembre a la archidiócesis francesa de Estrasburgo se saldó con la petición de renuncia por parte de su arzobispo, Luc Ravel, religioso de los Canónigos regulares de San Viator. Ahora, este sábado, 27 de mayo, finalmente el papa Francisco ha aceptado la renuncia de este prelado que es considerado por la sociedad como uno de los pastores más firmes en la lucha contra los abusos en el seno de la Iglesia. Mientras, la investigación realizada por parte de Stanislas Lalanne, obispo de Pontoise, destacó formas autoritarias en el ejercicio del ministerio por parte de Ravel.
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La oficina de prensa del Vaticano ha publicado que Francisco no solo ha aceptado la renuncia del prelado sino que ha nombrado para esta diócesis un Administrador apostílico ‘sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis’ –la fórmula habitual cuando no se produce por causa de la edad natural sino realizado discrecionalmente por el Papa– al arzobispo-obispo de Metx, Philippe Ballot.
Problemas de autoritarismo
Tal como ha publicado La Vie la renuncia esta preparada desde el Viernes Santo y la cuestión de la gestión –que parece incluso valiente– de los abusos parece estar en el fondo de este paso. Ravel, arzobispo de Estrasburgo desde 2017, es descrito en el informe de Lalanne como alguien que desarrolla un gobierno autoritario e inestable. Además, el canciller de la diócesis, Bernard Xibaut, confirmó que Ravel ha retrasado la presentación de la renuncia todo lo que ha podido –en parte al parecer acogiéndose al concordato napoleónico al ser uno de los nombramientos en los que interviene el estado francés–.
Los datos de la visita apostólica el hecho de que el prelado fue llamado a testimoniar en la curia fueron destapados por un perfil anónimo en Twitter. Tras esto el obispo Ravel incluso apartó a algunos de sus principales colaboradores de los organismos diocesanos incluyendo a su obispo auxiliar, Christian Kratz, o al vicario general. “Todo el mundo está harto, independientemente de las divisiones”, señala a ‘La Vie’ un sacerdote que relata las decisiones de un obispo muy cercano a los tradicionalistas.
El azote de los abusadores
Además, se ha caracterizado por alejarse de los líderes protestantes –y en menor medida de los rabinos– de una región, la Alsacia, caracterizada por el entendimiento entre las distintas confesiones. También prescindió de los laicos del consejo episcopal. Los empleados diocesanos no dan tampoco buenas referencias de su prelado a quien le afean sus viajes semanales a París. También está aislado de los demás miembros del episcopado francés.
Entre sus defensores están algunas víctimas abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. Algunos relatan como afrontó algunos casos que llevaban encubriéndose décadas y como el arzobispo puso en marcha medidas y procedimientos formativos y de prevención. “Fue el primer obispo de Alsacia que tuvo las agallas para expulsar a los violadores y enfrentarse a las víctimas”, señala una víctima al medio francés. Su lucha contra los abusos habría animado a unas 170 víctimas a denuncias a sus abusadores.