El patrimonio histórico es una valiosa herencia del pasado, a la vez que una inmensa carga difícil de mantener. Por ello, un informe elaborado por los abogados Adalbert Schmidt y Karl Schmiemann para la revista ‘Kirche und Recht’ sentencia que la Iglesia católica alemana se verá obligada a renunciar a un tercio de sus propiedades debido a la disminución de la participación y los ingresos y muchas se enfrentan a la demolición a menos que se conviertan a otros usos.
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Gran preocupación
“Ambas se enfrentan a cambios masivos en la forma en que se perciben sus diversas tareas y su misión, y la religión ya no tiene cabida en la vida de muchas personas. Esto está repercutiendo en su patrimonio”, señala directamente dicho informe. Una estimación del coste de mantenimiento señala que se podría poner en peligro el futuro de las 42.500 iglesias católicas y evangélicas de Alemania, según recoge ‘The Tablet’. “Tanto la Iglesia católica como la protestante cuentan con un extenso y heterogéneo parque inmobiliario en toda la República Federal de Alemania. Su número de miembros y su solidez financiera no dejan de disminuir, por lo que sus edificios son motivo de preocupación desde hace tiempo”, señala el informe.
Y es que el 80% de las 42.500 iglesias católicas y evangélicas de Alemania están catalogadas oficialmente como monumentos arquitectónicos; a pesar de que al menos 1.200 han sido tapiadas en las dos últimas décadas. La estimación es que 40.000 lugares de culto, casas parroquiales y centros comunitarios tendrían que ser abandonados en el futuro a menos que las 27 diócesis católicas y las 20 iglesias evangélicas regionales de Alemania encuentren usos alternativos para ellos ya que la colaboración en conservación del patrimonio con las autoridades no ha dado grandes frutos. Para los autores del informe “los políticos y amplios sectores de la sociedad también reclaman un interés público y un derecho de participación porque las iglesias afectan naturalmente al ambiente local… Una protección de futuro sólo puede tener éxito si el Estado y la Iglesia se responsabilizan por igual y conjuntamente”, concluye.
Hasta ahora las herramientas que tienen las iglesias son las donaciones de los fieles tanto directas como a través del sistema fiscal alemán, pero el aumento de la inflación, el personal, la energía, los costes de renovación o la jubilación de muchos fieles no son suficientes a pesar de que la Iglesia ya ha fusionado y reorganizado parroquias y vendido bienes eclesiásticos. “Dado el número de monumentos de la Iglesia, la dimensión del problema es enorme y planteará al Estado y a la Iglesia una tarea hercúlea a la hora de intentar conservarlos”, dice claramente el informe. Por ello se recomienda “una actitud de diálogo, consenso y compromiso, formulada de forma específica y controlada conjuntamente, podría ayudar a evitar disputas paralizantes y procedimientos administrativos demasiado largos, mientras que un proceso de toma de decisiones vertical y jerárquico no hará más que agravar los problemas legales”.
