“Basta echar una mirada a ciertas informaciones y escuchar algunas voces para darse cuenta de que desde hace años se han agudizado las tensiones y podemos detectar amplios sectores eclesiales muy polarizados y tentados por la escisión o el cisma”. Con estas palabras, el vaticanista de ‘Vida Nueva’, Antonio Pelayo, comenzó su ponencia inaugural de las VII Conversaciones PPC, el foro de reflexión que anualmente organiza la editorial de la mano del Instituto Superior de Pastoral.
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Celebrado en el Colegio Mayor Mara de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en Madrid, este encuentro ahonda en el contexto eclesial actual bajo el lema ‘Polarizados… ¿y divididos? Cómo crear comunión en tiempos de conflicto’.
Giro copernicano
En este contexto, el sacerdote y periodista repasó algunos de los “fenómenos de polarización extrema” que ha padecido la Iglesia a lo largo de su historia, deteniéndose especialmente en el Concilio Vaticano II. Pelayo justificó las tensiones generadas por “el giro copernicano a la visión de la propia Iglesia, lo que el Papa Juan definió como ‘aggiornamento’ o puesta al día y renovación de la bimilenaria institución”. “Por desgracia el Episcopado español militó con el sector más conservador”, apostilló.
Entre los cambios que generaron más desconcierto, el comunicador se detuvo en la reforma litúrgica que, a su juicio, “se introdujo mal y con demasiada prisa, no se supo explicar a los fieles su real significado, no se tuvo en cuenta el cambio de sensibilidad que suponía para muchas personas y lamentablemente dio origen a abusos y falsas libertades en las celebraciones eucarísticas que desvirtuaron su carácter sacral”. “Por no hablar del empobrecimiento del repertorio musical y de otros aspectos estéticos”, dejó caer.
Acusaciones varias
Pelayo también recordó en su conferencia cómo “a Juan Pablo II se le acusó de adulterar el espíritu del Concilio Vaticano II , de excomulgar la Teología de la Liberación o de ser un populista y demagogo”. “A Benedicto XVI, a pesar de su innegable prestigio teológico, se le reprochó su elitismo eclesial, su ausencia de cercanía a las realidades del mundo y- realmente increíble- su ausencia de rechazo a la plaga de los abusos sexuales”, apuntó el sacerdote.
Adentrándose en el pontificado de Francisco, se hizo eco de las propias alertas planteadas por el Papa, que presenta el “indietrismo” como uno de los mayores peligros reaccionarios, que ha llegado a hablar de “un restauracionismo increíble”.
Desparpajo inusual
“En su caso la novedad es que sus detractores actúan con un desparpajo inusual y en más de un caso con una desvergüenza absoluta”, compartió el analista que lamentó que “nada menos que cuatro cardenales le hayan planteado unas ‘dudas’ doctrinales obligándole a rectificar doctrinas por él expuestas y , en el caso de no recibir las respuestas solicitadas, tachándole de hereje”.
A partir de ahí, se preguntó: “¿Es concebible que otro cardenal le haya reprochado su ignorancia teológica -me refiero a Müller-, aconsejándole que se asesore intelectualmente antes de exponer su doctrina como si el magisterio papal no estuviese protegido por la asistencia del Espíritu Santo prometida por el Señor al supremo pastor de la Iglesia?”.
Pelayo se hizo eco también de la oposición del Episcopado norteamericano, así como del rumbo tomado por la Iglesia alemana. “Francisco no es que se alegre ni mucho menos por estas manifestaciones de disidencia eclesial pero tampoco le angustian o le impiden proseguir su camino”, comentó. Es más, aseveró que Jorge Mario Bergoglio acoge toda discrepancia “siempre que se haga con honestidad y a las claras, sin taparlas con fingidas adulaciones y falsas adhesiones a su persona”.