“Es importante que todos sintamos la corresponsabilidad en la construcción de la España, del presente y del futuro”. Es el llamamiento que hace el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán, ante el adelanto electoral anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el próximo 23 de julio.
En un primer análisis solicitado por Vida Nueva nada más conocerse la decisión del mandatario socialista, el portavoz de los obispos considera que “al mismo tiempo esta convocatoria es una nueva oportunidad para que todos, también los cristianos nos impliquemos personalmente y de manera clara, en el desarrollo de nuestra sociedad”.
Para el también obispo auxiliar de Toledo, “la convocatoria de elecciones generales tras la celebración el pasado domingo de las elecciones en todos los ayuntamientos y algunas autonomías expresa de una manera clara la normalidad del funcionamiento democrático en nuestro país”. “Esto siempre es una buena noticia para todos los que trabajamos al servicio del bien común en esta sociedad”, aprecia el prelado, en una reflexión con las que reivindica el papel de la Iglesia en la vida pública.
“Es el momento de preguntarnos cada uno cómo podemos servir mejor al bien común”, añade el secretario general de la Conferencia Episcopal a esta revista, que abre este abanico de participación: “Para algunos será con el voto, para otros será con su presentación en las listas de los diversos partidos políticos, otros sirven ya a la sociedad en sus profesiones o con un servicio personal al bien común a través de innumerables organizaciones eclesiales o civiles”.
En cualquier caso, esta reflexión tanto postelectoral como preelectoral de García Magán habla del ‘fair play’ ejercitado por los obispos, no solo ante los recientes comicios autonómicos y municipales, sino a lo largo de una más que convulsa legislatura en lo político y social, que la Iglesia de forma directa o indirecta también se ha visto involucrada y que ahora concluye de manera tan abrupta como inesperada.
La decisión unilateral de Sánchez tras la derrota socialista en los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo ha frenado en seco algunos de los proyectos con los que quería rematar estos cuatro años de Gobierno que estaban llamados a terminar el diciembre.