Visvaldas Kubolkas, nuncio apostólico en Ucrania, conoce bien el desgaste que produce la guerra en las personas y así lo ha compartido en una conferencia organizada por MEAN, Movimiento Europeo para la Acción No violenta en la Universidad Pontificia Antonianum de Roma. Una cita que ha aprovechado para reiterar la importancia de la sociedad civil en el apoyo a la población y en la búsqueda de nuevas vías de diálogo.
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Necesitamos la paz
“No puedo hablar con los sacerdotes católicos que han sido evacuados de las zonas ocupadas por los rusos y que ahora son prisioneros. No he podido dar agua y comida a los ciudadanos sitiados de Mariupol, reducidos a saciar su sed con el agua de los radiadores. No he podido salvar a los niños, desaparecidos al otro lado de la frontera aunque protegidos por la ayuda humanitaria”. Así de rotundo se mostraba el prelado que ha admitido un cansancio mental ante las dificultades que se presentan en la nueva fase del conflicto.
Tras 16 meses de guerra, el nuncio alabó el impulso de este movimiento que está integrado por 35 organizaciones italianas y que en los últimos meses ha visitado Ucrania en varias ocasiones para escuchar a la población y a las instituciones, según recogen los medios vaticanos. Para el obispo, este movimiento ha construido una “aldea de la paz” para apoyar a la población. Por su parte, el cardenal Matteo Maria Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y encargado por el papa Francisco de la misión de impulsar caminos de paz en Ucrania, alabó la labor de la Iglesia en Ucrania “en un momento en el que la paz no tiene nada de retórica. Necesitamos urgentemente caminos de paz”.