Una treintena de cardenales, arzobispos y obispos, junto al nuncio apostólico, Bernardito Auza, estuvo presente este sábado en la toma de posesión
La ceremonia de toma de posesión de Francisco Prieto Fernández como nuevo arzobispo de la Archidiócesis de Santiago ha tenido lugar este sábado 3 de junio, en la Catedral compostelana. A la celebración han acudido cerca de una treintena de obispos procedentes de diversas diócesis de España, quienes, junto al nuncio apostólico, Bernardito Auza, acompañaron a Prieto en el relevo de Julián Barrio como cabeza de la Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela.
“El Señor siempre nos precede, Él toma la iniciativa”, ha asegurado en su homilía el nuevo arzobispo, subrayando además que “seguir al Señor no consiste en, primer lugar, sacrificios y renuncias. Es, ante todo, un encuentro transformador con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva que suscita nuevas relaciones con Dios y con los hombres, y así somos llamados a vivir gozosamente como hijos y hermanos”.
Prieto manifestó, asimismo, que en los dos años como obispo auxiliar ha podido apreciar, descubrir “el rostro mismo de Cristo” en los sacerdotes, en los miembros de la vida consagrada, en los fieles laicos: “Por el bautismo, compartimos la dignidad y la vocación común de participar en la vida y misión de la Iglesia, una misión común al servicio del Evangelio. Por el bautismo somos llamados, vocacionados, a caminar juntos, en la escucha de todos al Espíritu, que es el que nos conduce a la verdad completa, el maestro que nos ayuda a discernir y el que educa los oídos en el corazón, tomando la imagen agustiniana, para aprender el arte de la escucha y del acompañamiento del prójimo”.
El prelado compostelano destacó que la sinodalidad no solo puede ser pensada, sino sobre todo vivida: “Nos descubre que todo el pueblo de Dios es peregrino hacia la casa del Padre, un pueblo de muchos rostros y carismas, un pueblo de bautizados en el que, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar”.
En este sentido, el obispo de Santiago apeló a la actitud de “salida”: “La Iglesia en salida ha de ser un sueño hecho realidad, realidad de Evangelio en el corazón del mundo y de los hombres para mostrarles el camino de vida y salvación que Dios quiere para cada uno de nosotros. Eso fue lo que hizo Jesucristo, eso es lo que nos pide que sigamos haciendo”.
Por otro lado, el arzobispo de Santiago invitó a trabajar en la tarea común de construir juntos espacios de convivencia y humanidad: “Los hombres y mujeres de este tiempo, especialmente los que más sufren los golpes de esta crisis y de las guerras que aún nos acechan, merecen todo nuestro esfuerzo y empeño. Comparto con vosotros el deseo de trabajar juntos, desde el respeto y el diálogo, en favor de bien común”.
Además, hacía suyas aquellas palabras de san Agustín: “Yo os custodio por el oficio de gobierno, pero quiero ser custodiado con vosotros. Yo soy pastor para vosotros, pero soy oveja con vosotros bajo aquel Pastor. Desde este lugar soy como maestro para vosotros, pero soy condiscípulo vuestro en esta escuela bajo aquel único Maestro”.
Prieto finalizó su homilía pidiendo ayuda para ser obispo de todos y obispo con todos: “Con todos quiero caminar, como hermano en la fe, como vuestro pastor. Y obispo para todos, en una Iglesia, esta que peregrina en Santiago de Compostela, que ha de ser hogar donde todos cabemos y en la que todos nos alegremos y demos gracias por vivir la unidad en la diversidad, ambas frutos del mismo Espíritu, y así busquemos y encontremos la verdad en la comunión con Dios y con las personas”.