Entrevistas

Ramón Tamames: “Siempre he tenido en los evangelios una lectura más que interesada”





En el libro ‘Me duele España. Una moción de censura para revivir la esperanza’ (Almuzara), Ramón Tamames explica los motivos que le llevaron a ser el “promotor” de la moción de censura impulsada por Vox.



PREGUNTA.- ¿Por qué aceptó ser el candidato de la moción?

RESPUESTA.- Me pareció un momento único, con no poca valentía por parte de los 52 diputados de Vox, que naturalmente me ofrecieron esa posibilidad con toda la libertad por mi parte para decir lo que me pareciera más oportuno. Era dirigirse, luego lo comprobamos, a doce millones de españoles que siguieron el debate por televisión. Una cifra no conseguida hace muchos años en la oferta televisiva española.

Un momento inolvidable

P.- ¿Qué sintió al volver a sentarse en un escaño… aunque fuera de otro ‘color’?

R.- Me sentí otra vez como en casa, esa es la pura verdad. Nada me pareció extraño, salvo quizás, un poco, el tono de algún interviniente que no demostró su máximo nivel de civilidad. Y sí los malos modos de una crianza quizás insuficientemente cuidada. Pero, en general, hubo mucha atención a todo lo que dije, y, al final, me sentía una parte del Parlamento español, en aquel hemiciclo en el que tantas cosas viví durante mis siete años de diputado. Volver a ser diputado por dos días fue algo único, verdaderamente inolvidable.

P.- ¿Pensó en algún momento qué hubieran dicho sus antiguos camaradas del PCE?

R.- Sí, naturalmente. Habría habido división de opiniones por el grupo parlamentario impulsor de la moción de censura. Pero seguro que algunos me hubieran dicho algo positivo. Desde luego, no tuve ninguna inconveniencia en citar a Santiago Carrillo como una parte del consenso que hizo posible la Constitución: un recuerdo obligado en aquellas circunstancias en que España era lo primero para nosotros.

Educado en la doctrina cristiana

P.- Ahora que ha arrancado varias hojas del calendario, ¿se ha convertido en un hombre de fe?

R.- Nunca he sido ni ateo ni siquiera agnóstico. Mi madre, durante los pocos años en que coincidí antes de su muerte cuando yo era muy niño, nos educó a mis hermanos y a mí en la doctrina cristiana, como se decía entonces. Siempre he tenido en los evangelios una lectura más que interesada, como formando parte casi de mi propio ser…

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