Del 2 al 5 de junio 69 presidentes y secretarios generales de las Confederaciones del continente profundizan en el camino evangelizador inspirado en ‘Mujeres del alba’
La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) ha iniciado la 48ª Junta directiva en Lima (Perú) en la que han convocado a 69 presidentes y secretarios generales de sus 19 confederaciones nacionales del continente.
Este encuentro ha comenzado este 02 y culminará el 05 de junio y tiene el objetivo de seguir profundizando en el camino evangelizador que se han propuesto a en el cuatrienio 2023-2027 con su horizonte inspirador ‘Mujeres del alba’.
Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, celebró la eucaristía inaugural, acompañado de Lizardo Estrada Herrera, obispo auxiliar del Cusco y recientemente nombrado secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Herrera, quien también es religioso agustino, agradeció a la CLAR la invitación y ha mantenido el compromiso del Episcopado latinoamericano de continuar la articulación con la vida consagrada en pos de la vocación de “vivir una más plena colegialidad, eclesialidad y sinodalidad”.
Liliana Franco, presidenta de la CLAR, durante la apertura dedicó un pequeño homenaje a Víctor Codina, sacerdote jesuita español asentado en Bolivia, fallecido el 22 de mayo.
“Con él hemos de preguntarnos si este tiempo complejo no será una verdadera gracia para la Vida Religiosa invitada a atravesar la espesura de la noche, como oportunidad para que pueda expresarse en toda su plenitud, como condición para estar más aptos para posar el corazón en lo esencial, pues solo la centralidad en Jesucristo nos devolverá nuestra identidad”, ha expresado.
En tanto, la religiosa colombiana ha dejado muy claro dos aspectos de su horizonte inspirador ‘Mujeres del alba’. En primer lugar, seguir apostando a la esperanza y, segundo, seguir a Jesús desde la centralidad de la relacionidad humana.
Franco ha mencionado que en América Latina y el Caribe cuentan con “150.000 religiosas/os para continuar creando y aconteciendo en nuestra historia, al estilo de Jesús, que nos conduce a un modo de ser y de estar en el mundo revestidos de esperanza, al beber en el evangelio, saborear la Palabra, contemplando la persona de Jesús”.
Sobre todo la encarnación es el gran dinamo para la Vida religiosa que está llamada a mirar al “mundo en su complejidad y en su fragilidad, y se determina a hacer redención. Debemos dejarnos afectar por la amorosa mirada que hace la efectiva compasión y provoca la renovada esperanza”.
Por tanto, “esta es nuestra sociedad, en la que renovamos nuestro sí; una sociedad compleja, en continua transformación, que nos mueve a compasión, con una capacidad contemplativa que incluya todas las demás dimensiones de la vida”.
Para la Presidenta de la CLAR la escucha “conduce a la conversión del corazón. Escuchar es un arte que supone descentrarnos, nos exige despojarnos de ideas fijas, dejarnos transformar por lo escuchado”.
“Escuchar marca hoy el cauce de la transformación de la Iglesia. La escucha es la actitud de todos los que hemos sido alcanzados por la misericordia. Tener oído de discípulo, para escuchar a Jesús en los hermanos, en la realidad, en los rincones donde desarrollamos nuestra misión”.
Por ende, urge ejercitarse en “la profecía de la escucha, en la vivencia de una relación que marque nuestra identidad” para lo que “debemos tomar conciencia del lugar geográfico y existencial donde estoy situado hoy, donde debo ser artesano de la escucha. Todos estamos sedientos de testigos. El pueblo no nos está pidiendo que seamos inmaculadas, sino que no mengüemos en el testimonio, en la profecía, en la alegría y en la misión”.
Aquí la sinodalidad tiene un papel clave porque “es un modo de situarnos, de edificar la Iglesia. La sinodalidad es una manera de escucharnos, es un imperativo… es la condición para que acontezca una auténtica reforma”.
Foto: CLAR