“Me parece importante que el cardenal Zuppi haya ido a Kiev y pueda venir también aquí, a Moscú, cuando sea. Muy importante. No era nada obvio”. Así lo ha expresado Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú, en una entrevista con Il Corriere della Sera en la que ha reflexionado acerca de las acciones que está poniendo en marcha el Vaticano en la mediación entre Rusia y Ucrania a través del enviado especial del Papa: el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo Zuppi.
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“Ciertamente ahora, con estas acciones repitiéndose en ambos lados, cualquier diálogo posible parece difícil, todo parece ir a peor”, ha continuado el arzobispo, quien, sin embargo, asegura que “he aprendido a mirar positivamente hasta los más pequeños signos de esperanza”.
Las implicaciones de la guerra
“Recientemente había leído declaraciones muy negativas tanto de Zelensky como del Kremlin con respecto a una posible mediación. Y en una situación tan estancada, el hecho de que el enviado del Papa fuera a Ucrania y recibiera el visto bueno del Kremlin para venir a Moscú, aunque no sé cuándo, es una señal que en sí misma no debe subestimarse”, ha insistido.
En cuanto ha cómo se está viviendo la guerra en Rusia, Pezzi ha explicado que “es como si todo hubiera entrado en las casas”. “Al principio, la mayoría de la gente lo percibía como algo remoto, pero ahora vemos las consecuencias y hay un clima de preocupación, sospecha, desconfianza. Uno se pregunta qué pasará en el futuro, ya que he visto familias jóvenes en las que el marido estaba entre los que podían recibir la postal, otras que ya tienen a alguien al frente mientras las noticias no siempre son muy claras…”.