“Rezad por los niños, yo estoy bien”. Henri, de 24 años, escribió estas pocas palabras en su historia de Facebook, la red social donde comparte su viaje por Francia, de catedral en catedral.
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Llegado a Annecy (Alta Saboya) el miércoles, el joven estaba presente la mañana del jueves 8 de junio en el amplio paseo marítimo de Pâquier, junto al lago, donde un refugiado sirio armado con un cuchillo atacó a unos niños de corta edad hacia las 9:45 horas, hiriendo gravemente a cuatro de ellos, así como a dos adultos. “Estoy en la prefectura donde están tomando declaración a los testigos, así que va para largo”, explica Henri a sus abonados.
Pero Henri no solo presenció la escena. En un vídeo de la agresión se le ve intentando neutralizar al agresor armado solo con su mochila, y luego persiguiéndole para impedir que volviera al parque infantil. Sus heroicas acciones le han valido elogios en las redes sociales como el “héroe de la mochila”.
El atacante: un cristiano de Siria
Licenciado en administración de empresas y con estudios de filosofía en la Facultad Libre de Filosofía (CIP), se define en Internet como “filósofo y explorador”. Comenzó su recorrido por las catedrales francesas el 27 de marzo. Para él, se trata de “una empresa personal e incluso espiritual”, como explicó a Aleteia a principios de abril. “Siempre me ha gustado caminar, y asociarlo a las catedrales es una especie de gran peregrinación”, dijo, explicando que quería dar a conocer estos emblemáticos monumentos religiosos al mayor número posible de personas a través de las redes sociales.
“En agosto de 2022, un informe del Senado dio la voz de alarma sobre el estado actual del patrimonio religioso francés. Las catedrales son su emblema. Pensé en mostrar el mayor número posible de ellas. Es también una forma de plantear la cuestión de la vocación de Francia como hija mayor de la Iglesia”, señalaba.
El 26 de mayo, en respuesta a las preguntas de Le Dauphiné Libéré durante su visita a Grenoble (Isère), Henri describió las catedrales como “¡símbolos de una belleza y una unidad de las que podemos alimentarnos fácilmente!”. Tal vez es esta belleza de la que se alimenta la que le ha dado el valor para enfrentarse en Annecy a Abdalmasith H., un refugiado de 31 años con un extraño pasado que se presentaba como “cristiano de Siria”.
*Artículo original publicado en La Croix, ‘partner’ en francés de Vida Nueva