El obispo de la diócesis mexicana de Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, se pronunció sobre la balacera en la iglesia de Santa Anita, ubicada en el municipio de Guachochi, en el estado de Chihuahua, que dejó como saldo un hombre muerto, una camioneta calcinada y el exterior e interior del inmueble sagrado con cientos de impactos de bala.
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A través de un comunicado, el obispo aseguró que profanar un templo “de esta manera (por dentro y por fuera), es atentar contra la raíz de lo más sagrado que tenemos como seres humanos, y es un reflejo del grado de barbarie al que se ha llegado por la violencia y la impunidad”.
También lamentó que muchas personas se hayan desplazado de sus comunidades a causa de esos hechos violentos.
“Como Iglesia de Tarahumara y sociedad, nos entristece y nos provoca mucha indignación los hechos que han sucedido este lunes 5 de junio en la comunidad de Santa Anita; balear su templo, casa y lugar de oración de todos los creyentes y centro ceremonial de nuestros hermanos indígenas”.
Buscar caminos que lleven a la paz
El obispo hizo un llamado a los grupos delincuenciales a que rectifiquen su camino, recordando que “todos son hermanos y que el don más precioso que nos ha dado Dios es la vida del cuerpo y del alma”.
Pidió al Espíritu Santo y la Santísima Virgen de Guadalupe que les mueva el corazón, para una sincera conversión, para un cambio de vida.
También exigió a las autoridades buscar caminos, estrategias y políticas “que nos lleven a una paz social, donde haya oportunidades para todos y como consecuencia se logre el orden y la paz que nuestra patria mexicana tanto necesita y anhela”.
Cabe mencionar que el ataque a la iglesia ocurre a unos días de que se cumpla un año del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un laico en esa misma diócesis, el próximo 20 de junio.
