Puede parecer extraño, pero en el museo memorial de las víctimas del Terrorismo de Vitoria hay una inscripción que dice: “No todos los héroes llevan capa, algunos van en patinete”. Junto a ella un monopatín, el mismo en el que iba hace seis años el joven madrileño Ignacio Echeverría Miralles de Imperial, cuando se enfrentó a tres terroristas yihadistas armados con cuchillos para salvar la vida de las personas que estaban siendo apuñaladas en un puente de Londres.
Desde ese 3 de junio, Echeverría pasó a ser para todos “el héroe del monopatín”, y también su fama, poco después, fue abriendo la posibilidad a que un día se pueda hablar del santo del patinete. No es extraño pensar que este gesto final del joven fue un auténtico acto de fe, de entrega de la propia vida –una vía de acceso a la beatificación que Francisco abrió pocos días después de su muerte–.
Por eso en la parroquia de Nuestra Señora de la Visitación de Las Rozas de Madrid se ha celebrado una misa de aniversario para rezar por el eterno descanso de este joven que, además de abogado, fue miembro de la Acción Católica, se implicó en la catequesis, y hacía una aportación económica periódica a la Iglesia.
El obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino presidió la celebración a la que siguió la inauguración de un pequeño museo en los locales parroquiales. Joaquín Echeverría, padre de Ignacio, ha relatado a Vida Nueva cómo surgió la idea de este espacio expositivo en el que se muestran algunos honores recibidos por el joven a título póstumo, así como uno de sus monopatines o el mural realizado por los estudiantes del Instituto de Educación Secundaria ‘El Burgo-Ignacio Echeverría’ de Las Rozas.
Allí están, por ejemplo, la medalla al valor que le concedió la Reina de Inglaterra, la Gran Cruz del Mérito Civil ratificada por Felipe VI, algunas medallas de cuerpos policiales británicos o el premio El León, del periódico “El Español” que compartió con el tenista Rafael Nadal y el Real Madrid.
“La exposición se ha montado con cosas que teníamos en casa, gracias al ofrecimiento del párroco Manuel Martín de Nicolás y a los servicios de Carlos Delgado como comisario de arte aportado por el Ayuntamiento”. Y es que la intención es que, en paralelo de este espacio permanente, desde el año que viene el Ayuntamiento de Las Rozas, ponga en marcha otra exposición que pueda ser itinerante.