Valencia despide a José Peiró, de 100 años, su sacerdote más longevo

El arzobispo preside este miércoles la misa exequial en Benaguasil, localidad natal del clérigo

Jose-Peiro

José Peiró Durá, el sacerdote más longevo de la Archidiócesis de Valencia -quien había cumplido 100 años el pasado mes de marzo- fallecía la noche de este lunes en la Casa Sacerdotal Betania de Quart de Poblet, en la que residía.



Tal como informa en su web el obispado, la misa exequial por su eterno descanso será presidida por Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, mañana, miércoles, a las 10:00 horas, en la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Benaguasil, su localidad natal, donde fue nombrado “Hijo Predilecto”. Acto seguido será inhumado en el cementerio de la misma población.

Peiró aseguraba el pasado 10 de marzo, día de su 100 cumpleaños, que se sentía “muy contento y con muchas ganas de seguir viviendo”. Aquel mismo día, el alcalde de Benaguasil, Joaquín Segarra, entregaba al sacerdote su nombramiento como ‘Hijo Predilecto de Benaguasil’, destacando su labor sacerdotal y humana. Peiró mostró su agradecimiento cariñosa y humildemente a todos los presentes con unas emocionadas palabras: “No agradezcáis mi trabajo pastoral. Ha sido posible gracias a la ayuda del Señor y de la Virgen. No es mérito mío”.

Acompañar a los enfermos

José Peiró nació el 10 de marzo de 1923 en Benaguasil. Tras su ordenación sacerdotal en Valencia el 29 de junio de 1947 -en pocos días habría cumplido los 75 años-, Peiró fue vicario parroquial en San Miguel Arcángel, en Burjassot, y estuvo adscrito en la parroquia de su pueblo natal. Fue párroco en el Santísimo Cristo de la Fe (La Cañada-Paterna), de 1954 a 1959; en Navarrés, de 1959 a 1964; y en la pedanía valenciana de Benimàmet, de 1964 a 1977.

Igualmente, fue durante 19 años vicario parroquial en la Asunción de Nuestra Señora, en Llíria (de 1977 a 1996) y en Benaguasil durante 24 años (de 1996 a 2020). Desde que se jubiló hasta que se marchó a la residencia de Betania con 95 años, el sacerdote asistió como capellán el Santuario de Montiel, regido por las Terciarias Capuchinas en Benaguasil, donde celebraba misa y visitaba a los enfermos en sus casas.

Según reconoció, lo que más le llenó fue acompañar a los enfermos. “La muerte es un momento decisivo, el final de la vida, es el paso más importante, el último, y es mejor darlo acompañado y preparado”, explicó con sus propias palabras.

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