“En la Biblia descubrimos un libro que ha influido en nuestra cultura y civilización. Para los creyentes, se trata de ‘volver a sumergirnos’ en la identidad que recibimos de Dios, que nos ha creado y salvado, y que nos ama”. Así lo ha expresado a La Croix el sacerdote Gérard Billon, presidente de la Alliance Biblique Française.
- PODCAST: José Cobo, nuevo arzobispo de Madrid
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Asimismo, el experto biblista ha subrayado que “sí existe una forma correcta de leer la Biblia” y es hacerlo “respetando el texto, sin precipitarse en una explicación o interpretación necesariamente reductora. La lectura fundamentalista, por ejemplo, consiste en tomar el texto al pie de la letra. Imaginar que la Tierra fue creada en siete días es perder el carácter poético del texto, que juega con las palabras y utiliza imágenes”.
Leer la Biblia en público
“Si la Biblia contradice los conocimientos científicos, la pregunta correcta es saber qué es lo que realmente trata de decirnos”, continúa. “Cuando el matemático, físico y astrónomo Galileo descubrió que la tierra giraba alrededor del sol, fue condenado por la Iglesia porque parecía contradecir la Biblia, mientras que la Biblia se expresa en un registro diferente: la cuestión que aborda no es tanto ‘cómo funciona el cielo’ sino ‘cómo llegamos al cielo'”. Por ello, “leer la Biblia es aceptar que cambia nuestra manera de ver a Dios, a los demás y al mundo”.
Por otro lado, Billon señala que la Biblia nace “para ser leída en público”: “La lectura de los textos sagrados en público forjó el significado de las palabras ‘sinagoga’ e ‘iglesia’. La primera describe el movimiento de personas dispersas que se reúnen para escuchar la palabra de Dios”, mientras que la segunda subraya la propia llamada de la Palabra que reúne a las personas”.