El éxito del Proyecto Repara del Arzobispado de Madrid para la atención a víctimas de abusos se puede medir por las heridas reparadas en las más de 350 personas que desde 2020 han acompañado. Pero tampoco es mal termómetro el saber que varias diócesis, dentro y fuera de España, han tocado a su puerta para replicar este pionero programa.
Si Teruel anunciaba el 9 de mayo que ‘copiaba’ la iniciativa, tan solo 20 días después hacía lo propio León. Desde Madrid acompañan a estas dos nuevas diócesis en su caminar, que va mucho más allá del ‘motu proprio’ ‘Vos estis lux mundi’ del papa Francisco en el que se decretaba la obligatoriedad de contar con una oficina de denuncias. Eso sí, lejos de pensar que este hub –laboratorio– de atención gratuito a víctimas es perfecto, saben que con la experiencia se van corrigiendo errores, pero hay destellos de luz, por ejemplo, que cada vez más víctimas pasen a ayudar a otros.
“Repara tiene una percepción de lo que está rindiendo a la Iglesia y a la sociedad francamente optimista”, explica a ‘Vida Nueva’ Miguel García-Baró, coordinador de Repara. Y es que se han recibido más de 3.000 llamadas y se ha concretado la atención a más de 350 víctimas y a media docena de abusadores –estos, procedentes todos de la Iglesia, mientras que el porcentaje de víctimas eclesiásticas es mucho menor que el de víctimas intrafamiliares y de otros grupos de procedencia–, tal y como aclaran desde Repara.
Como detalla a esta revista Lidia Troya, responsable de primera acogida y coordinadora de atención, aunque no se pensó en la expansión en ningún momento, sí es cierto que “cuando empezamos a recibir visitas de los responsables de otras diócesis y nos encontramos con muchos otros en las reuniones que organiza la Conferencia Episcopal, nos dimos cuenta de que habíamos empezado con relativamente muy buen pie”.
“Tenemos desde el comienzo locales, personal, apoyo humano y apoyo financiero y, sobre todo, coherencia dentro del equipo y muy buena comunicación con los representantes del arzobispado y con el mismo cardenal Osoro. En otros lugares no es nada fácil disponer de tantos elementos y, en ese sentido, está muy bien que alguno de estos proyectos vaya abriendo camino”, añade. De hecho, “hay varias diócesis que han mostrado ese interés, e incluso hemos recibido consultas del extranjero –Argentina, Honduras– para conocer más de cerca lo que vamos haciendo aquí y aprovechar nuestra experiencia”.
Desde León, Ana Lorenzo, responsable y coordinadora del proyecto, explica a este semanario por qué Repara: “Llevábamos mucho tiempo pensando en instaurar un proyecto para la prevención de abusos y ayuda a las víctimas, y también a los victimarios. Y el proyecto con el que nos hemos sentido más identificados para ofrecer una respuesta adecuada a las víctimas de abusos ha sido Repara”.
A partir del modelo configurado desde la referencia de Madrid, “se ha puesto en marcha en León los planteamientos y líneas de actuación en el reconocimiento, prevención, atención y reparación a víctimas de abusos, así como los medios para prevenir cualquier tipo de abuso con la formación y la mentalización consiguientes”, precisó el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, al presentarlo al clero el 29 de mayo.
Desde Teruel, Carmen Julián, responsable y coordinadora de Repara, lleva un año con la puesta en marcha del proyecto siempre de la mano de García-Baró y Troya. “En Aragón, en marzo de 2020 se creó la Oficina de Atención y Denuncia con sede en Zaragoza. Nuestro obispo, José Antonio Satué, es una persona muy comprometida con esta cuestión y pensó que no podíamos quedarnos aquí, debíamos ampliar ese servicio y que se facilitara el acceso”, señala a Vida Nueva. En esa búsqueda de la mejor opción, la respuesta volvió a ser Repara.