La iglesia parroquial de Jesús Obrero, en el barrio salmantino de Pizarrales –uno de los más populares de la ciudad y con una de las rentas medias más bajas de la región– ha acogido la presentación de una nueva página web dedicada al legado del sacerdote Marcelino Legido. El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y el obispo de Salamanca, José Luis Retana, han destacado el perfil espiritual, intelectual y social de este presbítero fallecido en 2016 y que ha dejado una huella imborrable en un buen número de fieles y sacerdotes. También ha participado el obispo auxiliar de Sigüenza-Guadalajara José Sánchez.
Para los sacerdotes diocesanos de Salamanca José Vicente Gómez y Tomás Durán, impulsores del proyecto, esta web espera “facilitar que se empiece a llevar a cabo esa aproximación para conocer la altura, la profundidad y la anchura del camino apostólico de Marcelino”. Algo que ha sido posible gracias a los familiares de Legido se pone en marcha esta página que es, añaden, “el punto de salida de un largo, ¡larguísimo recorrido!, para que se vaya completando con el tiempo y las aportaciones y colaboraciones de unos y otros, todo lo que este hombre de Dios, humanista y filósofo, sacerdote de Cristo, místico y maestro, profeta y apóstol, hermano servidor de todos, y al que mucha gente humilde ya venera como santo, ha significado para la Iglesia y la humanidad en esta hora de la historia”.
En la presentación han participado los sobrinos del propio Marcelino y se han proyectado algunos trabajos. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, destacó el papel del sacerdote en el postconcilio y señaló su experiencia personal acudiendo a los Ejercicios Espirituales predicados por él. “Hay que acoger su legado que sigue siendo de especial actualidad en pleno cambio histórico” por lo que invitó a leer “la historia y el magisterio desde la Palabra” y desde la “intimidad con el Señor”. “No hagamos de Marcelino un producto cultura, sino una verdadera llamada que nos pide pasos de conversión y audacia”, reclamó. Por su parte, el obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, agradeció la herencia que Legido ha dejado en tantos sacerdotes de la diócesis.
Legido nació en San Esteban de Zapardiel (Ávila), el 9 de enero de 1935, siendo el mayor de tres hermanos de una familia de agricultores. Estudiará en los vecinos pueblos de Barromán y Arévalo, antes de pasar, en 1952, a la Universidad de Salamanca donde comienza a estudiar Filosofía y Letras graduándose en 1957. Tras esto se prepara para el doctorado y estudiando como becado en las universidades alemanas de Múnich y Pullach.
Ya en Salamanca defenderá su tesis centrada en “el problema de Dios en Platón” y en 1960 consigue la plaza de profesor de Filosofía en la universidad. Mientras, comienza sus estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de Salamanca y se traslada a vivir al popular barrio de Pizarrales, en la periferia de la ciudad. Impulsado por el espíritu del Vaticano II que se vive en este tiempo impulsa cauces de diálogo con el marxismo, publicando estudios sobre el pensamiento de Miguel de Unamuno y Xabier Zubiri.
Ordenado sacerdote en 1966 solicita la excedencia de su docencia en la Universidad civil y vuelve a Múnich y Tubinga, pero esta vez para estudiar teología. Mientras vive en las barracas juntos a los obreros inmigrantes mantiene relación con los grandes profesores de la renovación conciliar. Vuelve en 1970 y tras dos años de convalecencia en su pueblo defiende su tesis en Teología sobre la eclesiología paulina. Será después destinado a la parroquia de El Cubo de Don Sancho en la comarca salmantina que limita con Portugal. Allí desplegará todo su compromiso por las situaciones de la gente, especialmente con los más pobres y necesitados. Allí, relatan los que le conocieran “ora desde el amanecer, celebra, anuncia, camina, reúne a la comunidad, estudia y profundiza la exégesis y la filosofía, escribe cartas…”
Colaborador de la Comisión del Clero de la Conferencia episcopal, en 1987 publica su obra más importante, ‘Misericordia entrañable’, y colabora en diferentes iniciativas de formación y espiritualidad sacerdotal. En 1997 pasa un tiempo de retiro en la zona de Alba de Tormes hasta que en 2005 en nombrado capellán del Monasterio de las Carmelitas descalzas de Cabrerizos (Salamanca). Tras pasar por el Cottolengo de La Fragosa (Cáceres) desde 2009 permanecerá en la Residencia diocesana de Salamanca hasta su muerte el 23 de julio de 2016.