Dacia Maraini es la máxima exponente del feminismo histórico. La escritora italiana reclama más escuelas para todos, más investigación y más conciencia histórica para la emancipación femenina.
PREGUNTA.- ¿Cuál es el derecho humano más vulnerado, negado o menos respetado de las mujeres africanas?
RESPUESTA.- Es difícil hablar de derechos en las sociedades tribales donde los derechos se miden en función de la tradición. Pero, comenzaría diciendo que no podemos hablar de mujeres africanas en términos generales. En los países africanos donde hay leyes, una constitución reconocida y un sistema de instituciones que funcionan para bien o para mal, los derechos negados a las mujeres son similares a los de muchos otros países del mundo, es decir, falta de igualdad en el trabajo, falta de acceso a la educación superior, falta de respeto y consideración durante los juicios y falta de una atención adecuada en los hospitales.
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P.- La violencia contra las mujeres en África adopta distintas formas como la violación, el maltrato físico y psicológico, los matrimonios forzados, concertados o precoces, las muertes en el parto, la prohibición del acceso a los estudios y la mutilación genital femenina. ¿Cuál cree que el peor de los instrumentos de sumisión?
R.- Yo diría que el instrumento de represión más grave es la mutilación genital, porque se da contra niñas pequeñas que no pueden ser conscientes de la gravedad del hecho y porque es irreversible. Pero todas las demás formas de represión son deplorables y comprometen gravemente el crecimiento y la libertad de las mujeres. En segundo lugar, colocaría la prohibición de acceder a los estudios que priva a niñas y jóvenes de la posibilidad de ser conscientes de sus derechos. No es casualidad que en todos los países dictatoriales se niegue a las mujeres el derecho a estudiar. Una mujer que adquiere herramientas de juicio y análisis es más difícil de controlar.
P.- ¿Qué instrumentos internacionales y nacionales podemos emplear para eliminar la mutilación genital femenina?
R.- Como siempre, las leyes surgen de la cultura. La mutilación genital es una costumbre muy antigua, anterior a la religión musulmana. Y nace de una necesidad de someter a las mujeres al poder patriarcal. Se debe hacer una campaña que se centre en el conocimiento histórico del problema y luego en los derechos civiles. Pero es un pez que se muerde la cola, porque si no hay conciencia, serán las propias mujeres –como todavía pasa– quienes pretenderán aplicar las antiguas normas represivas hacia las mujeres. Unas amigas australianas me hablaron de una red de mujeres inmigrantes africanas que practicaban la mutilación genital femenina por considerarla un deber ancestral. Por suerte alguien las denunció y así se supo.
P.- ¿A qué desafíos se enfrenta la igualdad de sexos en África?
R.- Como he señalado, es difícil hablar de África en general. África está formada por muchos países y no todos son iguales. Hay un África musulmana que muchas veces ha tomado y reproducido las antiguas costumbres tribales transformándolas en leyes. Hay un África cristiana que es más considerada, pero no está libre del sincretismo que muchas veces causa daños. Y hay un África pagana que se apropia de la tecnología más avanzada sin renunciar a las antiguas costumbres represivas, no solo con respecto a las mujeres, sino también a los hombres, como la esclavitud o el comercio de seres humanos.
P.- ¿De qué forma la cultura influye en la desigualdad de sexos en África?
R.- Como ya he dicho, el mal viene de la idea de que es posible apropiarse del progreso tecnológico sin tener en cuenta en la educación el respeto por el otro, la práctica de la democracia y el respeto de los derechos civiles para todos. Estos son logros culturales que con demasiada frecuencia se pasan por alto en la creencia de que la modernidad proviene de la posesión de dinero, armas y poder.
P.- ¿Qué es el feminismo afro?
R.- Sinceramente no lo sé. No conozco lo suficiente las situaciones en los distintos países. Pero yo diría que todas las mujeres, cuando son privadas de sus derechos se dan cuenta, aunque no lo expresen con palabras. El malestar es reconocible por su malestar espiritual. ¿Y quién se ocupa de estos males de las mujeres?
Unir no dividir
P.- ¿Se puede hablar de un feminismo distinto dependiendo de la zona geográfica?
R.- El feminismo no debe dividir sino unir. Lo que marca la diferencia son, por supuesto, las condiciones históricas y sociales. Pero la libertad no conoce religión ni ideología. Una mujer que no tiene libertad de pensamiento, de palabra y/o de movimiento lo sabe. Hasta un pájaro enjaulado sabe lo que es la libertad: salir de esa jaula que no te da derecho a volar. El pajarito no puede decirlo porque no tiene la palabra, pero lo sabe. Así que hasta la mujer más ignorante e inconsciente sabe cuándo se le impide ser libre de pensamiento, palabra y movimiento.
P.- ¿A qué problemas se enfrenta el movimiento africano por los derechos de las mujeres?
R.- Creo que es una gran carga cultural la que ha llevado sobre sus hombros. Yo personalmente estoy agradecida con el movimiento por abordar estos temas con generosidad e inteligencia histórica.
P.- ¿Qué impacto ha tenido el colonialismo en el papel de las mujeres en la sociedad africana?
R.- El colonialismo fue un mal porque pretendía apropiarse de los bienes de países ricos en materias primas. Y ha pecado gravemente al no crear condiciones de vida aceptables, como carreteras, pozos, escuelas u hospitales. Sin embargo y sin querer, por la vía cultural a través de sus intelectuales algo quedó de las conquistas en materia de derechos civiles. Repito, no creo que haya países civilizados y no civilizados. Creo que los acontecimientos de la emancipación deben ser vistos en un sentido histórico. No hay duda de que la historia de la humanidad comienza en África, y en la prehistoria África estaba a la vanguardia en todos los sentidos. Después, cayó en una especie de sueño histórico que la llevó a la pobreza, dejando que las nuevas conquistas se produjeran en otros países. Los países más ricos y tecnológicamente más avanzados lo han aprovechado para saquear las riquezas africanas.
P.- ¿Cuáles eran los derechos de las africanas?
R.- Los derechos cambian según las condiciones de vida. En una tribu que debe cazar y practicar el nomadismo para sobrevivir, los derechos serán los establecidos por las duras leyes de la supervivencia. A pesar de esto, creo que las mujeres africanas en la época precolonial tenían más derechos que los que eliminaban los regímenes de poder que venían de fuera. En muchas sociedades africanas existía una forma de matriarcado basada en el poder simbólico de la maternidad. La mujer daba la vida y por eso era considerada sagrada y divina. Esto se perdió con la llegada del colonialismo.
P.- ¿Cómo se puede cerrar esta brecha de género?
R.- Solo con cultura. Con más escuelas para todos, más investigación y más conciencia histórica. Estas han sido siempre las herramientas para la emancipación de los pueblos. Incluso de esa población considerada minoritaria, pero que no lo es, que es la población femenina.
P.- ¿Qué escribiría en carta a una niña africana?
R.- Escribiría así: Querida niña africana, deseo que seas feliz y por eso te diría que antes de nada tendrías que liberarte del hambre y la miseria. Si puedes liberarte de la pobreza, te digo: insiste en tu derecho a la educación. Porque estudiando e informándote, entenderás mejor tus derechos y sabrás cómo luchar para obtenerlos. Confía en tu fuerza moral e intelectual, no te dejes influir por quienes te dicen que eres inferior, que eres incapaz de pensar por ti misma o por quienes te dicen que te cubras porque tu cuerpo o tu cabello son una fuente de tentación. Piensa que tu libertad es la libertad de todos. No tengas miedo, si quieres, eres capaz de imponer tu dignidad y tu necesidad de justicia. El futuro es tuyo, querida niña, no dejes que te lo arrebaten de las manos. De corazón. Dacia Maraini.
*Entrevista original publicada en el número de marzo de 2023 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva