“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados”. Con esta frase evangélica, la comisión de Justicia y Paz de la arquidiócesis de Resistencia, ilustró el mensaje titulado: ‘Clamor por Justicia y Paz para Cecilia y su familia’.
Cecilia Strzyzowski desapareció los primeros días de junio, y la justicia investiga su eventual asesinato de parte de su pareja y entorno familiar, miembros de una fundación muy vinculada al gobierno provincial.
Expresaron que la sociedad chaqueña está golpeada por el dolor y la tristeza, y es justamente el clamor por la aparición de Cecilia lo que los une, y exigen ante esta realidad que la justicia brinde claridad ante lo sucedido para conocer y comprender este momento.
Agregaron que la justicia “resulta particularmente importante en este contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad, de sus derechos y de la vida, a pesar de las proclamaciones de propósitos, hoy se ve amenazada”. Y sostuvieron que todos podemos contribuir para procurar justicia, especialmente los poderes del estado, ya que es la única garantía para una convivencia en paz, sólida y verdadera.
En el mensaje, destacaron que como Iglesia no se puede ignorar, cubrir o esconder esta dolorosa situación dolorosa. Tampoco es posible disimular este presente, sino más bien conmoverse ante el llanto, el sufrimiento, el no tener noticias de un familiar. El consuelo de ser hermanos en Jesús permite compartir el sufrimiento ajeno, y como expresó San Pablo. llorar con los que lloran, compartiendo este dolor como ciudadanos.
Asimismo, recordaron las palabras del papa Francisco: “La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. Verdad, Justicia y Misericordia, las tres juntas, son esenciales para construir la paz […] La verdad no puede ni debe ser camino a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. […] Cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas” (Fratelli Tutti, 227).
Aclararon que tener misericordia o perdonar no significa permitir que sigan pisoteando la dignidad o dejar que un criminal continúe haciendo daño. Quien sufre la injusticia debe defender sus derechos y los de su familia porque debe preservar la dignidad como don de un Dios. Nadie prohíbe que exija justicia y exista la preocupación para que quien hace daño no vuelva a hacerlo.
“Pedimos a Dios, fuente de toda razón y justicia, el discernimiento para los encargados de los poderes del estado, a fin de que ofrezcan a la sociedad toda, la verdad de los hechos sucedidos con Cecilia y su entorno”. También esperan y ruegan que la justicia se ejerza con claridad e imparcialidad, y que se tomen las decisiones necesarias para dilucidar sobre las responsabilidades del caso.
Finalmente, manifestaron: “Al acompañar este dolor que es de todos, reconocemos que todos tenemos un espacio para actuar responsablemente y generar procesos de transformación para rehabilitar y auxiliar a nuestra comunidad herida con un genuino espíritu de justica y de verdad, de no violencia y de paz”.