Aseguran que en junio se alcanzó la cifra histórica de 110 millones de personas que se encuentran en situación de desplazamiento forzado
Este 20 de junio se conmemora el Día Mundial de los refugiados, por ello, la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas –Clamor– ha pedido a los gobiernos de la región revisar sus políticas sobre refugio toda vez que “se registra una muy baja tasa de reconocimiento de la calidad de refugiado o de otros estándares de protección internacional, pese a que 2 de cada 5 nuevas solicitudes de refugio en el mundo se presentan en la región”.
Las organizaciones eclesiales de Clamor piden a los gobiernos “hacer una evaluación de los marcos legales e institucionales de refugio, así como sus políticas en la materia, con miras a identificar las áreas que deben ser atendidas debidamente para lograr una mucho mejor implementación de las leyes y disposiciones en materia de refugio, a la luz del principio pro persona humana”.
A propósito de la próxima reunión del Proceso de Quito, a celebrarse en Brasilia los próximos 22 y 23 de junio, en la que participarán los especialistas de las Comisiones Nacionales para las Personas Refugiadas, piden que “se comprometan a dotar a las institucionales nacionales de refugio de los recursos que necesitan para procesar eficaz y expeditamente las solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiado en la región”.
Clamor advierte que “este mes (junio) se alcanzó la cifra histórica de 110 millones de personas que se encuentran en situación de desplazamiento forzado, dentro o fuera de sus países, lo que representa un incremento de casi 60 millones de personas respecto del 2013”, según cifras reveladas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Una tendencia que por ahora se mantendrá en alza por “la irrupción de nuevas crisis humanitarias o al agravamiento de otras ya existentes”, por lo que resulta “indispensable realizar acciones que prevengan el surgimiento de nuevas crisis y en iniciativas que activen o reactiven procesos de paz para poner fin a las ya existentes”.
“Es también urgente pensar en soluciones duraderas para quienes no podrán retornar segura y dignamente a sus países de origen por las condiciones en ellos imperantes”, han dicho.
Aunque América Latina y el Caribe ha respondido “oportuna y generosamente a los flujos migratorios intra y extrarregionales, incluyendo el éxodo masivo venezolano”,sin embargo, “las capacidades institucionales limitadas y partidas presupuestarias insuficientes impiden una cabal implementación de las leyes de refugio en los casos en los que se cuenta con la voluntad política para ello”.
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