El Sínodo de la Sinodalidad contará con más miembros que nunca. En total, se esperan unos 370 miembros de la Asamblea, excluidos los expertos, mientras que en el Sínodo de los Jóvenes (2018) fueron 267 los padres sinodales, más unos cincuenta auditores –figura que ahora desaparece–. En concreto, la participación con voz y voto de las mujeres aumenta en 103 personas el número de participantes, lo que hará aún más participativa la primera sesión, cuyo ‘Instrumentum laboris’ han presentado hoy a los medios en rueda de prensa.
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Pero esta no es la única novedad en cuanto a la metodología y operativa, presentada por Giacomo Costa, SJ, consultor de la Secretaría General del Sínodo. Y es que el Sínodo se muda. El Aula del Sínodo se queda corta para el alto número de participantes, por lo que la Asamblea se traslada al Aula Pablo VI, donde el papa Francisco celebra la audiencia general cuando las condiciones climáticas no permiten hacerlo en la plaza de San Pedro.
Costa ha estado escoltado por el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, y el cardenal Jean-Claude Hollerich, SJ, arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
También han participado para ofrecer su visión de la etapa continental Helena Jeppesen-Spuhler, miembro de la delegación suiza de la Asamblea Continental de Praga; Ester Lucas, miembro del equipo sinodal del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar; y Nadia Coppa, ASC, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).
Grech: “Hemos vivido un proceso circular”
Según ha remarcado el cardenal Grech, el Sínodo comenzó el pasado 10 de octubre de 2021, con la celebración de la apertura en San Pedro. Desde ahí, ha destacado que el ‘Instrumentum laboris’ es “fruto de un proceso sinodal que ha implicado a toda la Iglesia y a todos en la Iglesia” con una amplia “consulta al Pueblo de Dios” dirigida a todos, “en particular a las periferias y a quienes por una u otra razón se sienten excluidos”.
El purpurado se ha puesto serio para responder a quienes afirman que el Pueblo de Dios no tiene los instrumentos para aportar una contribución real al proceso sinodal. “Para mí esto es un grave insulto. La experiencia vivida ha demostrado que allí donde los obispos han iniciado y acompañado la consulta, la contribución ha sido viva y profunda. Lo mismo sucede a nivel de las parroquias, de las congregaciones de vida consagrada o de las asociaciones y movimientos laicales, donde los responsables han acompañado y estimulado la consulta”, ha afirmado.
Para el purpurado, “tampoco existe el temor de que la escucha del Pueblo de Dios haya comprometido la función pastoral de los obispos. Por el contrario, el proceso sinodal ha devuelto a los obispos un fecundo ministerio, como pastores de sus Iglesias y como miembros de los órganos colegiales que han sido llamados a realizar un atento discernimiento de las aportaciones de la consulta”. “No temo describir la primera fase, que ha ocupado a la Iglesia durante dos años, como un proceso de profunda circularidad entre profecía y discernimiento”, ha añadido.
Sobre el contenido del documento, Grech ha dejado claro que “la mayor preocupación de la Secretaría del Sínodo y la mía propia ha sido respetar siempre lo que surgía de las etapas del proceso sinodal”. Y es que “pretender escribir primero las conclusiones sería blasfemar contra el Espíritu”.
El cardenal ha insistido en que “no encontraréis en el texto una sistematización teórica de la sinodalidad, sino el fruto de una experiencia de Iglesia, de un camino en el que todos hemos aprendido más, por el hecho de caminar juntos e interrogarnos sobre el sentido de esta experiencia”. Y agregó: “Puedo decir que el ‘Instrumentum laboris’ es un texto en el que no falta la voz de nadie”.
Asimismo, ha subrayado que el documento es también una oportunidad para “implicar a quienes no se han implicado hasta ahora”. Por eso “me gusta concluir que no es un documento de la Santa Sede, sino de toda la Iglesia. No es un documento escrito en un escritorio. Es un documento en el que todos son coautores, cada uno por el papel que está llamado a desempeñar en la Iglesia, en docilidad al Espíritu. Y es al Espíritu Santo a quien invocamos para que nos sostenga en las ulteriores etapas del proceso sinodal”, ha concluido.
Hollerich: “Es un documento provisional”
Por su parte, el cardenal Hollerich ha comenzado diciendo que es este documento: “Se trata de un documento provisional que, tras varias enmiendas de los participantes en el Sínodo, debería desembocar en una versión definitiva que se votará al final del Sínodo. No es una respuesta provisional a todas las preguntas sobre la sinodalidad; es más bien el resultado del proceso sinodal a todos los niveles, un resultado que da lugar a muchas preguntas que podrían recibir respuesta por parte de los participantes en el Sínodo”.
Durante su alocución ha vuelto a hacer hincapié en que “el Espíritu Santo es el verdadero protagonista del Sínodo”. Por eso, “el texto del ‘Instrumentum laboris’ no tiene ninguna pretensión de tratado teológico sobre la sinodalidad. El texto no da respuestas sino que se limita a plantear preguntas. El texto es como un libro de cocina. El cocinero recibe ese libro junto con algunos ingredientes: su misión es juntar los diferentes ingredientes para complacer a los diferentes paladares…”, ha subrayado.