Evacuación, familias aisladas, desaparecidos son algunas de las consecuencias del violento temporal de lluvia
“A nombre de la Iglesia, quiero manifestar mi cercanía y mi oración a todos quienes están sufriendo los estragos de la lluvia y de la crecida de los ríos en diversas comunas de nuestra región de Ñuble”, dice el obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce, y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile.
“Esperamos que las lluvias puedan decrecer y las familias recuperar su normalidad. Nuestra gratitud y apoyo a quienes están ayudando a enfrentar esta difícil situación, Fuerzas Armadas y Carabineros, Bomberos, autoridades, funcionarios municipales y de diversos organismos de la sociedad y del Estado. Agradecemos que quienes sufren no están solos y pueden contar con el apoyo oportuno. Oremos para que esta situación pueda ser pronto superada. Nos confiamos al Señor y a la Virgen. Bendiciones”, concluye Pérez de Arce su mensaje.
Desde las primeras emergencias se han activado equipos de las Cáritas diocesanas, coordinando a su vez a equipos parroquiales, especialmente de las zonas afectadas por inundaciones. Habilitación de albergues para evacuados, recolección de ropa de abrigo y de cama, alimentos y calefacción han sido las primeras actividades hacia las comunidades, al tiempo que voluntarios se han incorporado a los equipos de emergencia para colaborar en el rescate de familias aisladas o en la evacuación de otras.
Hoy domingo, la ministra del Interior, Carolina Tohá, comunicó que hay dos personas fallecidas y 6 desaparecidas, además 7.977 personas aisladas, 1.578 albergados y 3.383 damnificados en el país. Además, cerca de 2.800 mil viviendas presentan daños, de ellas 54 con pérdida total.
Después de un prolongado período de sequía, esta situación se ha originado por las intensas lluvias, inusuales, en 5 regiones de la zona central del país, que provocaron el aumento del caudal de los ríos hasta provocar su desborde inundando sectores aledaños y, en algunos casos, pueblos y ciudades.
Armando Muñoz, presidente de la Unión Comunal de Pueblo Seco e integrante de la Parroquia de San Ignacio, en la diócesis de Chillán, informó ayer que “se hizo una reunión temprano entre el alcalde y su equipo para tomar acuerdos respecto de lo que se está viviendo. Tenemos problemas con casas que se encuentran en sectores de regadío y algunas muy cercanas al Río Diguillín en el sector de Las Quilas. Las familias se han dirigido a albergues y estamos pidiendo ayuda a diversas organizaciones”.
Ha dejado de llover, lo que ha traído calma a la situación dramática en algunos sectores. El pronóstico del clima es que no habrá lluvias en los próximos días.