El próximo 15 de julio asumirá el pastoreo de la Iglesia porteña el arzobispo electo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, sucediendo a quien fue su pastor durante diez años, el cardenal Mario Aurelio Poli.
El sitio ‘En Camino, la voz de la iglesia porteña’ dio a conocer a la comunidad porteña el emblema que guiará a su nuevo arzobispo en su ministerio pastoral en la arquidiócesis de Buenos Aires.
Los cinco elementos
El emblema episcopal de García Cuerva no es nuevo. Ya había sido diseñado para su consagración episcopal. Se trata de un atributo con cinco símbolos: la cruz, el báculo, la tierra, el techo de chapa y la estrella.
- La Cruz: expresa el amor de Jesús que entregó su vida por todos los hombres. En esta cruz se renueva la fe en el Dios de la Vida, que con la resurrección vence a la muerte.
- El Báculo, unido a la Cruz, expresa el deseo del arzobispo de vivir unido a los “crucificados de hoy”, acompañando sus sufrimientos, tristezas, luchas y esperanzas. Significa también vivir el ministerio episcopal con una opción preferencial y evangélica por los más pobres, para contemplar en ellos el rostro de Cristo que nos llama a servirlo, como expresa el documento de Aparecida.
- La Tierra: ambos signos, cruz y báculo, están insertos en la tierra, clavados en ella. Esto sintetiza el compromiso pastoral que el pastor quiere asumir con la realidad concreta: ser un discípulo misionero, asumiendo los desafíos, acompañando el caminar de la Iglesia. El deseo del arzobispo electo es echar raíces en la tierra que pisa, “allí donde estén sus pies, esté también su corazón de pastor”.
- Las Chapas refieren a las villas, a la realidad de la pobreza, a su experiencia vital de su ministerio y en su camino vocacional. En su tarea pastoral como catequista en una villa experimentó el llamado de Jesús a seguirlo. Explicaron que “Bajo los techos de chapa, el calor y el frío se sienten mucho más. Allí se escuchan hasta los más mínimos ruidos y se distinguen todos los sonidos del barrio. Allí se adquiere una sensibilidad particular, que el arzobispo quiere mantener en su corazón de pastor y profundizar ahora en su ministerio episcopal”.
- La Estrella simboliza a la Madre, a la Virgen María. El arzobispo es devoto bajo la advocación de Nuestra Señora de Pompeya. Ella acompaña el momento de la cruz y muerte de Jesús, y las situaciones de cruz de todos sus hijos. María ilumina las vidas, especialmente en las noches oscuras de dolor.
Finalmente, estos elementos del emblema episcopal será acompañado con un lema, extraído de la Biblia, del libro de Tobías 4, 7: “No apartes tu rostro del pobre”.