Vaticano

La pregunta del Papa en el ángelus de san Pedro y san Pablo: “¿Somos piedras de construcción para la Iglesia?”

“En Pedro está todo esto: la fuerza de la roca, la fiabilidad de la piedra y la pequeñez de un simple guijarro”, ha dicho Francisco





“Pedro y Pablo eran personas reales, y nosotros, hoy más que nunca, necesitamos personas reales”. Así lo ha expresado el papa Francisco durante el ángelus por la solemnidad de san Pedro y san Pablo en una plaza de san Pedro más llena que las últimas semanas debido al festivo en Roma y a la marea de peregrinos que han acompañado a sus arzobispos a recibir el palio bendecido por el Pontífice.



Jorge Mario Bergoglio ha instado a todos mirar hacia nuestro interior y hacernos varias preguntas: “¿Hay en nosotros ardor, celo, pasión por el Señor y por el Evangelio, o es algo que se desmorona fácilmente? ¿Somos piedras, no piedras de tropiezo, sino piedras de construcción para la Iglesia? ¿Trabajamos por la unidad, nos interesamos por los demás, especialmente por los más débiles? ¿Somos conscientes de nuestra pequeñez? ¿Nos confiamos al Señor, que realiza grandes cosas con los que son humildes y sinceros?”.

Pedro y sus tres razgos

Así, tras formularlas todas, ha pedido a “María, Reina de los Apóstoles”, que “nos ayude a imitar la fortaleza, la generosidad y la humildad de los santos Pedro y Pablo”.

El Papa ha basado sus palabras en el significado de Pedro: que puede ser roca, piedra o simplemente guijarro. En primer lugar, “Pedro es una roca: en muchos momentos se muestra fuerte y firme, auténtico y generoso”. Pero “Pedro es también una piedra apta para ofrecer apoyo a los demás, es punto de referencia fiable para toda la comunidad”, ha añadido, para luego completar: Pedro es también un simple guijarro: a menudo aflora su pequeñez”.

Asimismo, ha subrayado: “En Pedro está todo esto: la fuerza de la roca, la fiabilidad de la piedra y la pequeñez de un simple guijarro. No es un superhombre: es un hombre como nosotros, que dice ‘sí’ a Jesús con generosidad en su imperfección”. Pero también “en él -como en Pablo y en todos los santos- aparece que es Dios quien nos hace fuertes con su gracia, nos une con su caridad y nos perdona con su misericordia. Y es con esta humanidad verdadera con la que el Espíritu forma la Iglesia”, ha concluido.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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