Tras un viaje exprés, del 28 al 29 de junio, ayer culminó la visita del cardenal Matteo Zuppi a Moscú. Apenas unas horas, pero cargadas de significatividad, pues el viaje del arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana se dio en un momento de máxima tensión, justo tras la fallida marcha de protesta del Grupo Wagner contra el Gobierno de Vladímir Putin.
En este complejo contexto, al igual que hiciera semanas atrás cuando estuvo en Kiev y se entrevistó incluso con el presidente, Volódimir Zelenski, el encargado por el Papa para tratar de establecer cauces de diálogo entre ambas partes ha completado esta fase del proceso con su viaje a Rusia. Muy ligado a la Comunidad de Sant’Egidio, con la que ya desempeñó un papel similar en el proceso de paz en Mozambique en los años 90, Zuppi ha tratado de encarnar la insistente llamada a la paz de Francisco.
Así lo explicó Matteo Bruni, responsable de la Sala de Prensa de la Santa Sede, pocas horas antes de su visita a Moscú: “El objetivo principal es alentar gestos de humanidad que puedan contribuir a favorecer una solución a la trágica situación actual y encontrar vías para alcanzar una paz justa”.
Finalmente, el purpurado italiano no ha logrado verse con Putin, siendo lo más reseñable sus encuentros, ayer, con Kirill, patriarca ortodoxo de Moscú (al que habría sondeado de cara a una posible reunión con el propio Francisco), y con la comisaria rusa para los Derechos del Niño, Maria Lvova-Belova, con la que habría abordado la situación de los 19.000 niños ucranianos deportados a Rusia en este casi año y medio de invasión.
Con todo, el gran mensaje de Zuppi lo ofreció ayer en una eucaristía con la comunidad católica en la catedral de Moscú. En su homilía, recogida por la agencia SIR, el enviado papal enfatizó que, “como una madre, la Iglesia nunca puede aceptar la división entre hijos. Es madre y siempre busca la paz con paciencia y firmeza para recomponer lo que el mal ha dividido. Como madre, la Iglesia invoca incesantemente el don de la paz, buscándolo incansablemente porque el dolor de cada persona es su dolor”.
Pese a las muchas dificultades existentes, la Iglesia “hace de las adversidades oportunidades para el amor, siembra el bien para combatir el mal y restaurar la justicia, mantiene viva la esperanza en la oscuridad de las tinieblas, teje la red de paz y fraternidad desgarrada por violencia, del odio y la desconfianza”.
En cuanto a que la Iglesia “es madre, aquí está la única razón de la misión que estamos viviendo en estos días, querida por el sucesor de Pedro, que no se da por vencido y trata de hacer todo para que la esperanza de paz que surge de la tierra encuentre pronto cumplimiento”. Todo porque no hay que olvidar buscar “el camino de la paz”, que hay que afrontar “con inteligencia y valentía, con creatividad y confianza”.
A nivel político, tras no poder encontrarse con Putin o con Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores, el encuentro de más alto nivel se dio con Yuri Ushakov, consejero de Exteriores del Gobierno ruso. Del mismo informó, a través de la agencia Interfax, el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov, quien recalcó que Moscú “aprecia los esfuerzos e iniciativas del Vaticano en la búsqueda de una solución pacífica de la crisis ucraniana”, valorando de un modo especial “los esfuerzos del Papa por contribuir al cese del conflicto armado”.
Eso sí, reiteró que no se había alcanzado “acuerdo alguno”. De hecho, como hiciera Zelenski con el propio Zuppi, el Ejecutivo ruso zanjó que “no hay condiciones para resolver la situación de Ucrania por medios políticos y diplomáticos”. Es decir, que la guerra sigue su curso.
En este sentido, también ha sido significativa la entrevista que Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, concedió a ‘Glavkom’ poco antes de la llegada de Zuppi a Moscú. En ella, se mostró contundente a la hora de lamentar algunos gestos del Papa, quien, pese a volcarse con el dolor del pueblo ucraniano, trata de ofrecer también su cercanía al ruso. En este sentido, para Shevchuk, no se comprende que una posible visita a Kiev con otra a Moscú: “Todos nosotros, en Ucrania, sentimos hoy que el Papa no parece entender completamente el dolor de Ucrania, y Ucrania no entiende al Papa. No comprendemos algunos de sus gestos, algunas de sus acciones”.