Inquieto y con un talento descomunal, Sebastián de Vivanco (c. 1551-1622), maestro de polifonía religiosa, tuvo la “mala” suerte de nacer casi al tiempo que Tomás Luis de Victoria, músico de incuestionable valía que se llevó todos los honores y las entradas en libros y textos de eruditos y estudiosos, tesis, estudios y discografías varias. Y eso que del primero se conoce cómo era su rostro, pero el segundo arrebató la fama al primero.
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Coetáneo también de Miguel de Cervantes, que le precedió apenas unos años en su nacimiento, el padre del ingenioso hidalgo a buen seguro que pudo disfrutar con la escucha de algunas de sus composiciones. Fue, sin embargo, reconocido en vida y admirado tras su paso por ella para nombres clave y de referencia de la música española de los siglos XVII y XVIII, así como elogiado ya en el XIX por figuras tan dispares como Hilarión Eslava (también sacerdote y niño de coro catedralicio), Baltasar Saldoni o Felipe Pedrell.
Sea como fuere, los dos –De Vivanco y De Victoria– fueron clérigos, nacidos en Ávila, cantorcicos del coro de la catedral a las órdenes de Bernardino de Ribera y unos maestros en el arte de la música. Hora es de que, poco a poco, se reivindique la figura de este maestro abulense que, otro gallo nos cantaría si hubiera visto la luz en Gran Bretaña, por ejemplo, donde hace unos años, concretamente en 2016, se le rindió un merecido homenaje en forma de concierto en Cambridge dirigido por el octogenario Bruno Turner.
Combinar españoles y portugueses
Ahora, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con Antonio Moral al frente, pone de su parte con un concierto, el 25 de junio, en el que la música del sacerdote se sitúa en contexto con la de otros nombres de la música portuguesa (como Estêvao Lopez Morago, Filipe de Magalhâes y Manuel Cardoso), amén de con alguna de las obras de Tomás Luis de Victoria, a cargo de la formación Officium Ensemble, dirigida por Pedro Teixeira.
“Vivir al mismo tiempo que Tomás Luis de Victoria le anuló, lo mismo que a sus contemporáneos. Le perjudicó tener que rivalizar con él, que era el Beethoven de su época, la máxima figura de la época junto con Palestrina. Y eso que es un compositor tremendamente interesante. Cuando me presentaron el programa, la propuesta de combinar músicos españoles y portugueses me pareció un acierto”, explica Moral.