En este primer domingo de julio el papa Francisco no ha faltado a su cita dominical con los fieles, el rezo del ángelus a mediodía en la Plaza de San Pedro. Esta es la única cita pública que el pontífice mantiene en su agenda pública en este mes de vacaciones papales. Una ocasión en la que, además de pedir por la paz en Ucrania, ha mostrado su cercanía con quienes viven conflictos olvidados por todo el mundo “interesémonos por lo que ocurre” y “recemos porque la oración es la fuerza suave que sostiene y protege el mundo”, recalcó en este tiempo estival.
“Todos somos profetas”
A partir del evangelio del día, un fragmento del discurso de la misión del capítulo 10 del evangelio de Mateo, el Papa trató de definir a un profeta no “como una especie de mago que predice el futuro” ya que “el cristiano no cree en las supersticiones, como la magia, las cartas, los horóscopos o cosas similares –entre paréntesis, tantos cristianos van a que les lean la mano, ¡por favor!–” o “como un personaje del pasado”. Para Francisco un profeta “es cada uno de nosotros”, “aquel que, en virtud del Bautismo, ayuda a los demás a leer el presente bajo la acción del Espíritu Santo, acomprender los proyectos de Dios y a corresponderlos”, “aquel que muestra a los demás a Jesús, que da testimonio de Él, que nos ayuda a vivir el hoy y a construir el mañana según sus planes”, explicó.
“Todos somos profetas, testigos de Jesús para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social”, ratificó el Papa. “El profeta es un signo vivo que muestra a Dios a los demás, un reflejo de la luz de Cristo en el camino de los hermanos”, añadió invitando a cada uno a preguntarse cómo cumple con ese don de profecía.
Acoger a los profetas
Para Francisco “es importante que nos acojamos unos a otros como tales, como portadores de un mensaje de Dios, cada uno según su estado y su vocación y hacerlo allí donde vivimos: en la familia, en la parroquia, en las comunidades religiosas, en losdemás ámbitos de la Iglesia y de la sociedad”. “El Espíritu ha distribuido dones de profecía en el Santo Pueblo de Dios: he aquí por qué está bien escuchar a todos”, señaló Bergoglio. En este sentido invitó, a modo de ejemplo a que “cuando hay que tomar una decisión importante, viene bien sobre todo rezar, invocar al Espíritu, pero después escuchar y dialogar, en la confianza de que cada uno, incluso el más pequeño, tiene algo importante que decir, un don profético que compartir”.
“Así se busca la verdad y se difunde un clima de escucha de Dios y de los hermanos, en el que las personas no se sienten acogidas solo si dicen lo que nos gusta a nosotros, sino que se sienten aceptadas y valoradas como dones por lo que son”, explicitó el pontífice. “¡Pensemos en cuántos conflictos se podrían evitar y resolver así, poniéndose en escucha de los demás con el sincero deseo de comprenderse!”, reclamó ya que “cada uno puede aprender mucho del otro”.