A las 10 de la mañana de ayer sábado se inició la eucaristía presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, concelebrada con el Nuncio Apostólico, los obispos auxiliares de Santiago y algunas decenas de sacerdotes. La iglesia catedral de Santiago colmada de miembros de comunidades parroquiales y familiares del nuevo obispo, lo recibieron con aplausos.
En su homilía el arzobispo pidió a Dios “que le dé a Luis un corazón sabio y prudente. No es fácil tener un corazón sabio y prudente. Muchas veces nosotros mismos no hacemos fácil esto, pero Dios lo regala y lo hace posible”.
Más adelante se refirió al lema episcopal elegido por Migone: “Para que todos sean uno”. Aós le dijo: “Que usted sea un cristiano, un obispo, un hombre, que trabaja por la unidad, que construye unidad, porque reza, porque solo Dios puede reconciliar los corazones enemistados”, le aconsejó el arzobispo. Aludiendo a su trayectoria sacerdotal, Aós dijo que “la vida del obispo es ante todo la historia de salvación de un bautizado”.
Director espiritual
Migone nació en Santiago, en diciembre de 1959, hijo de inmigrantes italianos. Su educación primaria y secundaria la cursó en la Scuola Italiana, e ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Chile a estudiar medicina, estudios que abandonó para ingresar en 1982 al Seminario Pontificio de Santiago. En 1989, fue ordenado sacerdote por esta arquidiócesis, y luego obtuvo la Licenciatura en Teología en la Universidad Católica de Chile.
Ha sido vicario parroquial y párroco, desde 1994 formador y luego, además, director espiritual del Seminario Pontificio. Ha impartido diversos cursos de espiritualidad para la formación sacerdotal en Chile, Colombia y República Dominicana.
El 6 de mayo de 2023, el papa Francisco lo nombró obispo titular de Amaura y obispo auxiliar de Santiago de Chile. Con ocasión de ese nombramiento, el portal iglesia.cl publicó una entrevista en la que Migone confiesa que quiere “colaborar en el desafío que tiene la Iglesia hoy, hacer su papel de transmitir el Evangelio, no repetirlo, más bien interpretarlo, desde lo que provoca en nuestros corazones”.
Fuimos muy ingenuos
Migone agradece a Dios por haber formado parte unos seis años del Consejo Asesor de Prevención de Abusos e incorporar todo lo vivido en la formación de futuros sacerdotes. “Yo creo que fuimos muy ingenuos, torpemente, es decir, no le dimos el nombre correcto al asunto”. Agrega que hay que “tratar de comprender mejor lo que ocurre realmente en el corazón de las personas”.
También se refiere a su experiencia como formador de seminaristas: “hoy hay un acento muy fuerte en ayudar a la persona a conocerse mejor y trabajar lo que uno va descubriendo. Mi formación fue buena, pero con pocas herramientas, para ir entrando más profundamente en la dinámica interior. Nos hemos apoyado mucho en tener un equipo de psicólogos, por ejemplo. Es un cambio muy potente en la formación, un hacerse más cargo de la dimensión humana en la integralidad de la formación”.
Respecto a su lema episcopal dice que “es el deseo de Dios para mí y es un deseo que Él me lo ha contagiado y ese es el deseo de comunión. Ofrecer la vida para que esa comunión se produzca, esa comunión que no es uniformidad, cada uno es original, pero ese todo está hecho para la comunión”.