“Me entristecen los judíos que mueren, soy palestino, pero no me alegra que se mate a judíos de ninguna manera”, ha dicho el vicario patriarcal para Jordania
El Patriarcado Latino de Jerusalén no ha tardado en expresar su profunda indignación por la violencia en Yenin. Por su parte, William Shomali, vicario patriarcal para Jordania, en una entrevista con Vatican News, ha explicado lo sucedido en el contexto de un conflicto que ensangrienta Oriente Medio desde hace 75 años.
“Estamos en un círculo vicioso, una cadena que tiene principio, pero no fin, y que no terminará salvo con un tratado de paz, en el que habrá dos Estados, uno israelí y otro palestino”, ha afirmado el prelado. “Esta es la resolución de la ONU, la solución aceptada por la mayoría de los Estados, incluso por Estados Unidos. Sólo Israel no la acepta, porque considera que Cisjordania forma parte de Israel porque antes era Judea y Samaria y allí no puede establecerse un Estado libre. El problema, por tanto, no es sólo la violencia de hoy, la violencia de ayer, el problema es ideológico. Es un problema de principios: si los palestinos tienen derecho a tener su propio Estado o no. Sin una solución política, me temo que la situación irá de mal en peor”.
“Me entristecen los judíos que mueren, soy palestino, pero no me alegra que se mate a judíos de ninguna manera”, ha continuado. “Pero si queremos ser serios y resolver el problema de una vez por todas, necesitamos una solución global e integradora y no un compromiso inaceptable que permita que continúe la violencia”.
Como Iglesia en palestina, la misión es dar esperanza. Sin embargo, Shomali aclara que “no queremos dar falsas esperanzas a la gente, pero lo que sí podemos decir es que la oración puede ayudar. Yo creo en esto”. Y es que “tras dos guerras mundiales, Europa se convirtió en una Unión Europea, después de que decenas de millones de europeos murieran. Entonces, ¿por qué este milagro europeo no puede ocurrir también aquí?”.
“La paz siempre es posible también aquí, pero sólo el Señor puede ayudarnos realmente a desearla y a ponerla en práctica”, ha afirmado. “Pero de momento no vemos los signos que anuncian esta paz, pero creemos en ella. Esto es lo primero, lo segundo es que podemos al menos aliviar el sufrimiento de los que sufren ahora, por ejemplo en Yenín miles de personas han huido del campo de refugiados de la ciudad, ahora están fuera, sin casa, sin comida. En esto podemos ayudar a la gente, humanamente hablando, pero más que esto no podemos hacer, salvo hacer un llamamiento a las superpotencias”.