Ven “insuficiente” que, del 2 al 6 de agosto, solo haya un encuentro con ellas y sea “privado”
A menos de un mes para el inicio de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, varios colectivos de víctimas de abusos en el seno de la Iglesia han exigido que esta lacra esté presente en el encuentro y Francisco pueda hablar en público sobre la misma en sus mensajes.
Y es que, como lamenta, en conversación con EFE, António Grosso, uno de los impulsores de la agrupación Corazón Silenciado, las víctimas de la pederastia eclesial ven “insuficiente” que el Papa se reúna en privado con algunos de sus representantes. A su juicio, este debe atreverse a “romper” el programa de la JMJ, que “no incluye ninguna mención sobre los abusos sexuales en la Iglesia católica”, y hablar sin cortapisas sobre una herida muy profunda en el seno de la sociedad lusa.
Para las víctimas, no es de recibo que, en una agenda oficial cargada de actos de todo tipo, estando el Pontífice en suelo portugués del 2 al 6 de agosto (incluida una visita a Fátima), los organizadores de la JMJ solo hayan informado de que habrá un encuentro privado con ellas, sin divulgar más detalles.
El propio Grosso, que sufrió abusos en su infancia en ambientes eclesiales, ha reconocido que, en un principio, ni siquiera estaba previsto este encuentro privado, siendo este, al final, fruto de la propia insistencia de Corazón Silenciado, la principal asociación de víctimas de abusos de Portugal.
Por todo ello, el responsable de la organización de afectados por esta conducta criminal exige una verdadera “autocrítica” de la Iglesia de su país, no siendo creíbles, a su juicio, las peticiones de perdón de los obispos ni su compromiso por acabar con este horror.
“Queremos oír lo que ya hemos oído por parte del papa Francisco de que es necesario seguir combatiendo los delitos y los abusos sexuales en la Iglesia católica y que el asunto no muere en estas jornadas de cinco días en Portugal en las que ni forma parte del programa oficial”, ha remachado Grosso.
De hecho, entiende que esta es una cuestión clave en un encuentro mundial de jóvenes, pues son ellos, en “su infancia y adolescencia”, las potenciales víctimas de depredadores sexuales y morales que aprovechan su supuesto liderazgo espiritual.