“Estamos consternados por el acoso al cardenal Sako, el patriarca de la Iglesia caldea, y preocupados por la noticia de que ha abandonado Bagdad“. Así lo ha expresado a la prensa internacional el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller.
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Del mismo modo, Miller ha subrayado que “nos inquieta que la posición del cardenal, como líder respetado de la Iglesia, esté siendo atacada desde varios sectores”. Además, ha manifestado que “la comunidad cristiana iraquí es una parte vital de la identidad del país y una pieza central de la historia de diversidad y tolerancia de Irak”.
400.000 cristianos en Irak
Estas declaraciones por parte del gobierno de Estados Unidos surgen después de que el presidente iraquí Abdul Latif Rashid, revocase el reconocimiento institucional del Patriarca de los católicos caldeos, y que, como consecuencia, el pasado sábado Louis Raphael Sako anunciase que dejaría la capital para dirigirse a la región autónoma de Kurdistán, donde se ha instalado en un monasterio.
Esta comunidad católica oriental representa dos tercios de los cristianos de Irak (400.000 fieles). Y, ante el revuelo causado por este anuncio, que provocó las protestas tanto de cristianos como de representantes suníes, la presidencia iraquí emitió un comunicado en el que subrayaba que “la retirada del decreto republicano no afecta al estatuto religioso o jurídico del cardenal Louis Raphaël Sako, ya que ha sido nombrado como tal por el Vaticano”.
Sin embargo, no son pocas las voces que señalan que esta decisión pone de manifiesto la creciente influencia ante las autoridades iraquíes de Ryan Al Kaldani, líder de la Brigada de Babilonia, una milicia armada que se pretende cristiana pero que en realidad está afiliada a grupos chiíes proiraníes.