Entrevistas

Alejandro López Andrada: “De niño quise ser cura para intentar hacer el cielo en la Tierra”





Berenice publica la nueva obra de Alejandro López Andrada, ‘Un jilguero en el ático’, relato que el autor centra en el personaje de Jesús, un sacerdote que lleva implícita la duda en su vida, que ama a Dios y desea a una mujer, Beatriz, y que es objeto de una brutal calumnia que marcará su existencia. El reconocido narrador del mundo rural abre, en estas páginas, el camino hacia la espiritualidad como posible salvación irremediable.



PREGUNTA.- Dice que abordó esta novela por una necesidad de orden ético… ¿me lo explica mejor?

RESPUESTA.- Sí, lo que me movió a escribir ‘Un jilguero en el ático’ fue explicar el daño terrible que hacen la calumnia y la difamación a un hombre bueno. También me interesaba hablar sobre lo importante que es en esta vida el perdón.

Jesús, su ‘alter ego’

P.- ¿Quería que su protagonista se pareciese o tratase de imitar a Jesús de Nazaret?

R.- Así es. Cuando niño quise ser cura para intentar hacer el cielo aquí en la Tierra. De algún modo, Jesús, el protagonista de mi libro, es mi ‘alter ego’. Aunque no soy sacerdote, mi misión es hacer a diario la vida más linda a los demás.

P.- Beatriz simboliza para el sacerdote la dualidad entre el bien y el mal, es su ángel y su demonio…

R.- Jesús intenta armonizar el amor puro que siente hacia Beatriz con su fe profunda en Dios, de quien nunca reniega. En mi novela, la imagen de Beatriz tiene un sentido romántico y, a la vez, dantesco.

Sacerdotes casados

P.- ¿Está a favor de que los sacerdotes se puedan casar?

R.- Sí, en mi opinión sería positivo que los sacerdotes se casaran. Que yo sepa, Cristo nunca dijo que no pudieran hacerlo.

P.- ¿Llega a consumar ese amor?

R.- Eso es lo que rompe la estabilidad espiritual de Jesús. La carnalidad de Beatriz para él representa su ángulo maligno. Pero por encima de ese amor carnal –que lo hay–, en el protagonista de ‘Un jilguero en el ático’ prevalece el amor puro y espiritual. (…)

Hombre de fe

P.- ¿Es usted un hombre de fe?

R.- Absolutamente. La fe en Dios y la imagen de Cristo como un modelo a imitar siempre han sido el sostén de mi vida. (…)

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