En la diócesis de Chillán está en desarrollo un curso para dirigentes de dos comunas de esa región
Más de 70 personas de las comunidades de Peñablanca y La Balsa, de las comunas de Quillón y San Fabián, respectivamente, en la diócesis de Chillán, 400 kilómetros al sur de Santiago, están participando en un curso organizado por Cáritas Chile en colaboración con la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), ambos organismos del Estado.
Se trata del curso CERT, sigla que corresponde a su nombre en inglés: “Community Emergency Response Team”, financiado por la Oficina de Asistencia Humanitaria perteneciente a la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos de América (USAID/BHA). Este curso es parte del Programa “Gestión territorial y participativa de la reducción del riesgo de incendios forestales” que ejecuta Cáritas Chile, en colaboración con CONAF, desde 2022, en las diócesis con zonas afectadas o expuestas a esas graves tragedias que han asolado la zona centro sur del país, en los últimos años.
Los contenidos ofrecen capacitación dirigida a fortalecer la capacidad de gestión ante eventos adversos y de conocer los recursos locales para fortalecer los sistemas de alerta temprana cuando se presenten situaciones de emergencias. Entre los temas que se profundizan están: organización de equipos, operaciones médicas básicas en casos de desastres, seguridad contra incendios, búsqueda y rescate livianos.
El actual curso en Chillán está siendo desarrollado por profesionales de SENAPRED con apoyo de las municipalidades de Quillón y San Fabián. Consta de siete módulos teóricos y prácticos dirigidos a formar “Agentes Comunitarios” habilitados para liderar respuestas apropiadas frente a emergencias y en la gestión del riesgo de desastres.
Antes, durante y después de ocurrido un evento adverso, los equipos CERT constituidos realizan actividades de respuesta tales como chequear el bienestar de los vecinos, distribuir información a los habitantes de las localidades, apoyar las tareas de los centros de operaciones de emergencia y ayudar a controlar el tránsito y las multitudes. En los lugares en que ya han actuado, se comprobado la capacidad de los agentes CERT para liberar a los profesionales de los equipos de respuesta de modo que estos puedan centrar sus esfuerzos en las tareas más complejas, esenciales y críticas.
En abril pasado, Vida Nueva informó el balance realizado por la Ministra del Interior respecto a los muchos focos de incendios declarados en los primeros 4 meses de este año. La Ministra Carolina Tohá dijo en esa ocasión que ésta tragedia es la mayor de las últimas décadas: en 5 días arrasó una superficie equivalente al promedio que suele quemarse en dos años, siendo la más mortífera registrada en el país, con 26 fallecidos, 3.582 lesionados, 7.835 damnificados y 2.514 viviendas afectadas. Más de 6.000 bomberos y brigadistas actuaron apoyados por aviones, helicópteros, carros lanza agua y otros vehículos.
Este año esos incendios tuvieron su origen, hacia finales de enero, en el territorio de la diócesis de Chillán cuando surgió un primer foco. Las condiciones de viento, la prolongada sequía que afecta al país y las elevadas temperaturas facilitaron su propagación. Pronto surgieron otros focos que llegaron a ser más de 250 siniestros en 6 regiones de la zona centro-sur del país.
El programa “Gestión territorial y participativa de la reducción del riesgo de incendios forestales” de Cáritas Chile está orientado a prevenir y habilitar para actuar en esos casos, capacitando líderes de las comunidades de esas zonas.