La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) –con presencia en 60 países– eligió en su reciente asamblea a la mexicana Mónica Santamarina como su presidenta, para ocupar el cargo los próximos cuatro años. La UMOFC representa la voz de cerca de ocho millones de mujeres, y el reto de Santamarina ahora es hacer que la organización sea atractiva para las mujeres jóvenes, sobre todo para aquellas que han perdido el rumbo y necesitan de Dios.
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Para ello –explica en entrevista con Vida Nueva– es necesario “ser cercanas a ellas, flexibles en este caminar, ser Iglesia en salida, para que realmente encuentren en la organización respuestas a todas sus inquietudes, a sus necesidades, y encuentren al Señor finalmente, que a veces lo están buscando sin poder encontrar”.
Para la nueva presidenta de la UMOFC –a quien su amor a Dios y a la Iglesia la ha llevado a servir desde los 15 años en la obra social–, la mujer católica debe estar cada vez más preparada para conocer las circunstancias que la rodean; responder a los desafíos y actuar de una manera corresponsable en los distintos ámbitos de su vida, como católica en la Iglesia, pero también en la familia, en la sociedad, en su vida ciudadana; en fin, en los distintos ámbitos en los que cada una se mueve según sus circunstancias”.
Santamarina recuerda lo que el papa Francisco les dijo en la reciente audiencia que sostuvieron con él que “el hombre sin la mujer, está solo; la humanidad sin la mujer, está sola; una cultura sin la mujer, está sola; donde no está la mujer, hay soledad, soledad árida que genera tristeza y toda clase de daño a la humanidad”.
Formación integral
PREGUNTA.- ¿Cuál es el papel de la mujer católica en el mundo actual?
RESPUESTA.- Todas las mujeres debemos tener una vida interior muy fuerte, además, las católicas en particular, una vida de oración que se fortalezca, que nos ilumine, nos oriente y nos vaya señalando el camino que tenemos que seguir cuando a veces las circunstancias se complican. Esto, aunado a una formación integral en el ámbito académico y a una formación pastoral que nos permita darnos cuenta cuál es realmente nuestra dignidad, y el papel que debemos asumir, ese protagonismo que nos corresponde.
El mundo necesita mujeres con toda esa capacidad de dar amor, de generar paz, de dar vida en todos los sentidos, y tenemos que estar cada vez más preparadas para ello, ser valientes y afrontarlo. A la mujer católica, el papel que le toca es caminar de la mano junto con los hombres, asumiendo el protagonismo que le corresponde para actuar como una católica que da testimonio y que ayuda a transformar su entorno en la familia, en la comunidad, en la Iglesia, anunciando y viviendo la palabra de Dios que tanto necesitamos en estos momentos.
P.- ¿Cuáles son los principales retos como nueva presidenta de la UMOFC?
R.- Primero, es seguir con todo lo bueno que se ha hecho: consolidar todos los grandes cambios que ha habido en los dos últimos años. La UMOFC ha crecido mucho y generado grandes proyectos, entre ellos, consolidar el Observatorio Mundial de las Mujeres que se creó hace unos cuantos años; tenemos ahora un gran proyecto en África contra la violencia y la discriminación, en el que han participado más de 37 países y más de 10.000 mujeres.
Estuvimos con otros proyectos en América Latina y el Caribe, y uno que empezó el año pasado, que es un proyecto mundial sobre la mujer y sinodalidad, pues esta es una gran oportunidad para las mujeres de tener mayor participación, ser más escuchadas y ser más tomadas en cuenta en este caminar de la Iglesia, que nos necesita a todos juntos.
Continuaremos también la profesionalización de la UMOFC de todos sus organismos directivos y a todos los niveles, así como de sus sistemas financieros. Y es que toda organización de ese tamaño, que es mundial, requiere de muchos mecanismos de comunicación modernos y de adaptación a las nuevas redes sociales; todo esto ha sido un caminar largo, pues somos una organización que ya tiene 113 años, pero nos hemos ido renovando.