En el contexto de los 50 años del golpe de Estado piden un compromiso más decidido con la unidad, la paz y el bien común
En un mensaje de dos páginas firmado por “los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile” emitido con ocasión de los 50 años del golpe de Estado, invitan “a todos a un compromiso más decidido con la unidad, la paz y el bien común, siguiendo las enseñanzas de Jesús: ‘Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios’”.
El primero, de 6 puntos, pide “mirar juntos el pasado, para un futuro más compartido” y comienzan afirmando que “el 11 de septiembre de 1973 constituye un momento doloroso y dramático de nuestra historia. Actualmente hay en Chile una polarización no sólo frente a nuestro presente, sino también respecto del pasado reciente”, afirman los obispos.
Luego expresan que “debemos ser conscientes de que cuando se carece de una mirada más compartida de nuestra historia, se hace difícil también la comunión en torno a los grandes valores que deben guiar nuestro futuro”. Luego afirman que desean contribuir al país destacando algunos de esos valores y “proponiéndolos como verdaderos pilares para edificar una mejor sociedad”.
“La dignidad de la persona humana y el respeto de su vida desde la concepción hasta la muerte, es el principio fundamental de todo el orden social, lo que exige el cuidado irrestricto de los derechos humanos como base de nuestra convivencia”, afirman los obispos. “Nadie puede ser atropellado en su dignidad en base a su origen, color, religión, etnia, ideas o cualquier otra consideración que minusvalore u olvide su condición humana. Nadie merece tampoco ser dañado en su integridad ni ser sometido a climas de inseguridad”, agregan a continuación.
En este segundo punto señalan que la violencia nunca es un camino legítimo y que el Estado de Derecho es indispensable para resguardar este valor.
En el tercer punto abordan “Una herida abierta”. Dicen: “Queremos expresar, una vez más, una palabra de solidaridad a todos quienes han sufrido y sufren a causa de la violencia y el atropello a sus derechos humanos. Nos duelen las lágrimas de todos estos años, especialmente las de aquellas familias que no han podido dar una digna sepultura a sus seres queridos”.
De inmediato reiteran su llamado: “Imploramos nuevamente a quienes tengan información sobre el paradero de personas detenidas desaparecidas, a que la entreguen debidamente”. Cierran diciendo que “todavía es posible contribuir a reparar el dolor causado”.
“Es necesario cuidar la democracia como sistema político, con el compromiso de perfeccionarla constantemente para que sirva al bien común”, afirman los obispos en su mensaje. Agregan que “si decrece a veces entre nosotros el aprecio a esta forma de organizarnos en sociedad, es porque muestra vicios, corrupciones e ineficacias, que llevan a quienes detentan el poder político y económico a distanciarse de los ciudadanos y sus principales problemas”.
Señalan que “es prioritario construir un sistema democrático eficaz y transparente, al servicio de la justicia y la verdad. Asimismo, es fundamental encontrar en la misma democracia los recursos e instrumentos para abordar los desafíos, a menudo graves, de nuestra convivencia y progreso, renunciando absolutamente a la violencia política y al quiebre institucional como solución de nuestras divergencias”.
En el punto siguiente afirman que “es imprescindible cuidar el diálogo y el acuerdo social y político como base para la construcción de un proyecto común de país, evitando imposiciones ideológicas y posturas extremas, o modelos de desarrollo que se imponen por la fuerza o por mayorías políticas circunstanciales”. Luego los obispos precisan que “no es el mero consenso superficial y negociador, sino la búsqueda conjunta del bien común, respetando la verdad de la dignidad humana”, citando al Papa Francisco en Fratelli Tutti.
Finalmente, señalan “la reconciliación, nuestra más urgente tarea”. Llaman a que, fundados en la fe cristiana que recuerda el primado del amor, “esto debe llevarnos en nuestra vida social a crecer en amistad cívica, en diálogo y en participación, hasta llegar a compartir los valores esenciales que han de configurar nuestra existencia como pueblo”.
Agregan que “así podremos caminar como una sociedad reconciliada, que no niega las diferencias entre nosotros, pero las integra en un proyecto compartido, sobre la base de la verdad, la justicia, el perdón y la fraternidad. Cuando falta este horizonte y empeño, sobrevienen crisis y fracturas que causan dolor y retrocesos sociales”.
Los obispos cierran su mensaje invitando “a todos los creyentes a orar por nuestro país, pidiendo al Señor el don de la reconciliación, mientras asumimos con más generosidad el trabajo cotidiano por la paz”.
Concluyen pidiendo a la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, “que nos enseñe “a conquistar el verdadero progreso, que es construir una gran nación de hermanos donde cada uno tenga pan, respeto y alegría” (Oración por Chile a la Virgen del Carmen).