Casi cincuenta años de sacerdocio en los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC) dan para mucho. Antes como profesor de Religión y pastoralista, y en la actualidad como vicario de la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en Madrid, el caso es que Chema Álvarez (Valladolid, 1947) ha aprovechado este caudal de vida acumulado –incluida una grave enfermedad– para “poner por escrito lo que dio pie a homilías, charlas, retiros y demás vivencias cristianas compartidas”. El resultado es una nutrida obra, a la que acaba de incorporarse un nuevo título: ‘Vivir de la mano de Dios’ (Editorial San Pablo), una invitación que constituye el mejor remedio para superar la soledad y tantos males que hoy nos afligen. Si la salud y el tiempo se lo permiten, hasta otros tres proyectos editoriales están ya en camino.
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PREGUNTA.- ¿En qué medida la fe ayuda a superar la soledad o, al menos, a convivir mejor con ella?
RESPUESTA.- Si se cree en Dios y se entiende su presencia en nosotros como la permanente compañía que nos llena y guía, la soledad desaparece por sí sola.
Como un niño pequeño
P.- ¿Cómo se vive “de la mano de Dios”, según reza el título de su último libro?
R.- Lo mismo que un niño pequeño de la mano de su padre: recibiendo y aceptando ese acompañamiento como una necesidad irreemplazable y fructífera al cien por cien.
P.- ¿Resulta más fácil descubrirlo cuando se ha pasado por la dura experiencia de sufrir un cáncer?
R.- Cualquier acontecimiento o circunstancia que pruebe nuestra debilidad y la necesidad que tenemos de ayuda, nos invita a buscar esa “mano” del Padre, que está muy por encima de cualquier otro remedio posible.
Fe ‘para torpes’
P.- No pocos libros suyos nos acercan a diversas realidades del creyente (Dios, la Iglesia, la vida, el diablo, María y los santos, la sanación-salvación…) presentándolas “para torpes”. ¿Falla el entendimiento de los fieles o la comunicación de los pastores?
R.- La colección ‘Religión para torpes’, que son en total diez números, nació con la intención de acercar a la comprensión popular los temas más significativos de nuestra fe cristiana. Y si el mensaje del Evangelio y de la Iglesia, oral o escrito, no acaban de llegar es porque sobra teología en unos y falta interés en otros.
P.- En ‘Jesús enseñaba así’, apelaba a la inspiración de las parábolas para formarnos como cristianos. ¿Sigue siendo el Evangelio el mejor manual de catequesis?
R.- Por supuesto. Y dentro del Evangelio son las parábolas las que mejor recogen el pensamiento de Jesús, y lo hacen de una manera apta para todos y válida para cualquier tiempo y cultura. (…)
