“Escapamos con una maleta en la que solo iba comida seca, un reloj que me regaló mi abuela y un gato”. Así relata a la agencia Ecclesia, de Portugal, Mahoor Kaffashian su dura experiencia, que compartirá en la JMJ de Lisboa con el papa Francisco, al que podrá saludar.
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Esta joven iraní de 25 años es una desplazada por partida doble. Y es que, tras llevar viviendo cuatro años en Ucrania, el pasado año, con la invasión del país por la Rusia de Putin, se vio obligada a huir.
Mucho más que una palabra
Residente desde entonces en Portugal, explica que “la palabra ‘refugiada’ no describe realmente lo que soy. Ser refugiada me dice que no puedo salir a visitar a mis padres porque pierdo la protección; ser refugiada hoy es mi situación y significa que, cuando defienda mi tesis, mi padre no estará sentado a mi lado mirándome; ser refugiada significa todos los momentos en los que siempre me cuestionaban por no ser ucraniana. La palabra ‘refugiada’ es demasiado corta para lo que soy”.
La estudiante, que cursa Odontología en la Universidad Católica Portuguesa, está becada por el Fondo de Acción Social Papa Francisco de la Universidad Católica Portuguesa. Precisamente, se reunirá con Bergoglio en Lisboa. A buen seguro que al Pontífice no le deja indiferente su testimonio.
