Se trata de un dispositivo innovador que pretende proteger a los participantes también de otros delitos, como robos o agresiones
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa instala por primera vez en sus ediciones un punto de atención contra robos, agresiones, intolerancia religiosa o violencia sexual. En definitiva, una medida innovadora que pretende proteger a sus participantes de cualquier tipo de delito.
Y es que, tal como narra EFE, la iniciativa parte de un protocolo entre la Fundación JMJ Lisboa 2023 y la Asociación Portuguesa de Apoyo a la Víctima (APAV) para “prevenir y apoyar a quienes sufran un delito durante el macroevento católico, que comienza este martes en la capital lusa, con la expectativa de congregar a más de un millón de fieles”.
“La idea es dar un apoyo especializado, gratuito y confidencial inmediatamente a cualquier persona que sea víctima de cualquier delito y que ese apoyo continúe cuando regresen a sus ciudades de origen”, explica a EFE Carla Ferreira, asesora técnica de la dirección de la APAV, desde el centro instalado en el Parque Eduardo VII, donde se ha colocado el altar gigante que acogerá algunas de las principales celebraciones.
Los técnicos de la APAV, entre 20 y 25 personas, tienen formación en criminología, derecho, psicología y otras disciplinas, y trabajan en conjunto con las fuerzas de seguridad y otras entidades, como embajadas. Además, su formación para actuar en este evento comenzó hace meses. “La formación tiene que ver con la importancia de saber acoger a alguien que ha sido víctima de un delito: lo que decir, lo que no decir. También algunos consejos prácticos de seguridad para los propios voluntarios, pero para que también se lo puedan transmitir a los peregrinos”, comenta Ferreira.
Se esperan sobre todo robos, pero también situaciones de violencia sexual. En ese caso, “es importantísimo que la gente, lo más inmediatamente posible, vaya al hospital para intentar que se preserven los vestigios y que puedan ser evaluadas”, y posteriormente dirigidas a los servicios de apoyo a los que tienen derecho, subraya.
“Una de las razones para que algunas víctimas no pidan ayuda es que no saben que existen servicios de apoyo”, cuenta Ferreira, que espera que, al conocer la existencia de APAV, puedan decidir acercarse. La experta considera que la JMJ, que no incluye menciones de los abusos en su programa oficial, es una oportunidad para dar visibilidad a la lacra de la violencia sexual.
“Normalmente, cuando hablamos de violencia sexual, hablamos de un tipo de violencia que es guardada en secreto. Y por tanto, todos los momentos son oportunos para recordar que, ya sea en este contexto de la Iglesia católica o en una perspectiva más general, hay víctimas de delitos y de violencia”, concluye.