“Volveré rejuvenecido de esta Jornada Mundial de la Juventud”, confesó Francisco a los periodistas que viajamos con él en el avión papal. Ojalá se cumpla ese deseo aunque en los largos minutos que ha pasado con nosotros cuando estábamos sobrevolando el espacio aéreo español resultaba obvio que su salud ha mejorado notablemente después de haberse sometido a su aún reciente operación.
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Por cierto que esta vez nuestros cazas no han acompañado al Papa mientras atravesaba la piel de toro; hubo que esperar a que entrásemos en Portugal para que dos cazas de la Fuerza Aérea lusa se colocasen al lado del Airbus de la ITA Airways. Un colega ironizó con él al preguntarle si ese sobrevuelo hispánico podría ser considerado como una visita a nuestro país; no hubo respuesta.
Acompañado por el Director de la Sala de Prensa Matteo Bruni Bergoglio se ha entretenido con todos y cada uno de nosotros. “Si, vamos a continuar haciendo lio” respondió a quien le recordó que hace diez años en la JMJ de Rio de Janeiro acuñó esta frase con la que animó a los jóvenes a manifestar sus inquietudes e impaciencias ante el retraso de ciertos cambios.
Un viejo amigo
El Santo Padre no hizo, como era lógico esperar revelación alguna sobre sus proyectos viajeros limitándose a decir “si, me gustaría” cuando se le indicaba un país concreto; recibió como suele acontecer en estos momentos, libros, fotografías, algún recuerdo familiar y escuchó alguna historia conmovedora como la del muchacho francés que moviéndose en silla de ruedas quiere reunir a otros discapacitados como él para que acudan al encuentro mediterráneo de Marsella. previsto los días 22 y 23 de septiembre.
Después de saludarme como a un viejo conocido Francisco volvió a reiterarse como un asiduo lector de Vida Nueva y afirmó esperar con curiosidad el número especial que conmemorará los 65 años de nuestra revista.