Es habitual que los obispos llamen a los jóvenes a tomar las riendas de la Iglesia y asumir un mayor protagonismo en las estructuras. Lo que no es tan esperable es que se verbalice con la contundencia y arrojo con la que se pronunció ayer por la tarde el agustino José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá y vicepresidente segundo del Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
“No esperen que en la Iglesia y la sociedad le den los espacios para ser escuchados y puedan tomar decisiones. Gánense y conquisten esos espacios”, expuso ante los miles de peregrinos del continente desplazados hasta Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra hasta el domingo con el Papa Francisco. Ulloa les exigió ir más allá: “No se queden esperando solo a ser escuchados, exijan y trabajen para que puedan aportar a los cambios que urgen en la sociedad y en nuestra propia Iglesia”.
Con un tono enérgico y sin titubeos, elogió a su auditorio: “Ustedes jóvenes son la esperanza que nuestra región e iglesias tienen para ser transformadas con sus actuaciones. La Iglesia confía en ustedes. La pregunta es ¿confían ustedes en ustedes mismos?”. A cada una de sus propuestas encontraba el respaldo manifiesto de los que participaron en una eucaristía en el Parque Urbano Da Quinta da Granja.
“Ustedes queridos jóvenes representan el más grande potencial y riqueza de Latinoamérica y del Caribe”, dijo un más que convencido obispo, que reivindicó “el orgullo” de pertenecer a la región por su “rica cultura, historia y diversidad que nos distingue en el mundo”. “¡Celebremos nuestras raíces y contribuciones!”, alentó el religioso que se hizo eco de “la desbordante alegría” que están mostrando los peregrinos en Portugal.
Con esta misma franqueza, Ulloa admitió que “muchos de nosotros obispos, sacerdotes, religiosas y laicos, somos analfabetos digitales”. “Por eso les digo, enséñenos a usar los nuevos lenguajes de las redes sociales, de las nuevas plataformas, para ser más cercanos y poder acompañarlos en ese continente digital”, reflexionó en voz alta.
Consciente del agitado contexto sociopolítico que atraviesa el continente, advirtió a los jóvenes de que “no se dejen confundir con ideologías que hablan y quieren imponer falsos derechos; no se dejen manipular de nadie, ni dentro ni fuera de la Iglesia”. Y de nuevo los animó a dar un paso al frente: “Sean críticos, cuestionen, no asuman lo que han llamado ‘lo políticamente correcto’ para silenciar sus voces”. “Si hoy tenemos una juventud con un deterioro humano y social; económico y político, -continuó el arzobispo panameño- es porque los adultos no hemos sido capaces de restablecer el diálogo intergeneracional con nuestras juventudes”.
Así, expuso su sueño para la generación actual de católicos: “Ni víctimas ni indiferentes, necesitamos jóvenes con el coraje de ir contracorriente, de asumir el corazón Misericordioso del Padre y salir y abrazar al pobre”. “Con la cultura del encuentro y la escucha activa, además de las nuevas tecnologías, ustedes son capaces de hacer posible la revolución del amor”, completó.
Y no se quedó ahí. En su alocución, Ulloa planteó una hoja de ruta concreta para que los jóvenes sean capaces de transformar la realidad y que pasa por “involucrarse activamente en la política y la sociedad, abogando por sus derechos y contribuyendo a una mayor transparencia y responsabilidad en los gobiernos”. También les reclamó “una mentalidad emprendedora” e innovación en materia tecnológica, a la par que ejercer de “defensores del medio ambiente y líderes en la lucha contra el cambio climático”. En paralelo, les urgió a ser embajadores de la justicia social “combatiendo la discriminación y promoviendo sociedades más equitativas”, así como apostar por una educación permita “desarrollar su potencial y participar en la construcción de un futuro mejor para Latinoamérica”.
El vicepresidente segundo del CELAM intervino al finalizar la misa, que estuvo presidida por el canadiense Pierre Jubinville, obispo de la diócesis paraguaya de San Pedro Apóstol de Ycuamandyjú y responsable de la pastoral juvenil del Episcopado latinoamericano. Junto a ellos concelebraron 35 obispos con un cardenal al frente, José Luis Lacunza.
En su homilía, el prelado animó a los presentes a “arriesgar” para “descubrir el tesoro de Jesús en nuestra vida para que nuestro rostro resplandezca”. Así, invitó a todos a “abrirnos a las diferencias de nuestra comunidad, de nuestro pueblo de nuestro país” con el fin de “descubrir la misión a la que Dios nos llama” en medio del mundo. “Urge una nueva actitud de escucha para descubrir los rostros de los hermanos que nos necesitan”, añadió.