Sebastião, Clara Ysabel, Joana, Luis Carlos, Beatriz, Pedro, Audrey, Hannah, Karam, Maria Magdalena. Ellos son los diez jóvenes -seis chicas y cuatro chicos- que han almorzado hoy, 4 de agosto, en la Nunciatura Apostólica de Lisboa, en el marco de la JMJ, junto al papa Francisco. Todos con su nombre, como les recordó ayer el Pontífice en la ceremonia de bienvenida.
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Los peregrinos, de edades comprendidas entre los 24 y 34 años y de distintas nacionalidades (portugueses, brasileños, guineanos, peruanos, estadounidenses, colombianos, filipinos y palestinos), compartieron mesa y mantel con el Pontífice y con los cardenales Manuel Clemente, patriarca de Lisboa, y Américo Aguiar, presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023. Todos comieron pasta, carne y helado.
Risas y regalos
El Pontífice respondió a sus preguntas sobre la paz, la defensa de la vida o los desafíos de las nuevas generaciones, y les exhortó a no perder nunca la alegría y a no olvidarse de los ancianos. Eso sí, también hubo tiempo para reír con las anécdotas que les compartió el Papa y para que los jóvenes le entregaran varios regalos.
“Le pregunté cómo ser un buen amigo, especialmente con los jóvenes, en un momento en que hay tantas sugerencias falsas sobre cómo ser feliz. Me conmovió mucho la respuesta. Dijo que la alegría no se enseña, sino que se muestra, y eso es lo que me llevo de este encuentro. También habló sobre el gozo del evangelio y la importancia de actuar de una manera que inspire gozo”, dijo Audrey a los medios.