El papa Francisco ha asistido en la tarde del viernes a la oración del vía crucis con los jóvenes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud 2023 de Lisboa. En el parque Eduardo VII, rebautizado como Colina del Encuentro para la ocasión, el Pontífice ha recorrido un camino penitencial que ha repasado algunas de las tentaciones de los jóvenes de hoy en día. Así, se ha tenido en cuenta los jóvenes sin oportunidades, la situación de guerra y violencia en el mundo, los desesperanzados, la intolerancia, el individualismo, los problemas de salud mental, el cambio climático, quienes viven “la tiranía del cuerpo”, los chicos sin hogar o sin esperanza…
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Los jóvenes que han participado poniendo voz a las reflexiones forman parte de los grupos de voluntarios y proceden de Portugal, Australia, España, Francia, Italia, Nigeria, Filipinas y Brasil. El grupo de artistas de la JMJ, Ensemble23, representó las distintas situaciones a través de la expresión corporal y una fusión musical en los diferentes módulos del escenario mientas la Cruz de las Jornadas se movió a través de los 14 espacios del centro.
La cruz del camino
En su alocución al principio de la celebración, el papa Francisco, explicó a los jóvenes que con esta oración “van a renovar el camino de la cruz” por eso invitó a todos “a mirar a Jesús que pasa y que sale de sí mismo para caminar entre nosotros para conducirnos a Dios y eso lo hace por amor”. Para el Papa Jesús “llega a lo más recóndito de nuestra humanidad: la soledad, el miedo, el sufrimiento, el dolor, el abandono, la muerte”. Por eso el Papa recaudó que “la cruz, que acompaña cada JMJ, es el icono de este camino. Es el signo sagrado del amor más grande, el amor con el que Cristo quiere abrazar nuestra vida. La cruz, entonces, nos revela la belleza del amor”.
“Jesús camina por mí, empieza este camino por mí para dar su vida por mí y nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos, el que da la vida por los demás”, recordó Francisco ante el aplauso de los presentes. “Jesús camina porque espera algo, espera nuestra compañía, espera algo de mi alma”, insistió el Pontífice porque Él “espera con su amor y su ternura a darnos consuelo porque cada uno debe pensar: ¿lloro de desconsuelo?”. Francisco recordó “todos en la vida hemos llorado y llora con nosotros Jesús”, por ello invitó a los presentes a pensar qué motivos le han llevado a llorar.
“Jesús con su ternura enjuga las lágrimas y acaba con la soledad. Jesús quiere colmar esos miedos oscuros con su oración y espera. Empujarnos, espera que corramos el riesgo de amar. Él nos acompaña en esto”, recalcó Bergoglio. Por ello el Papa invitó “a hacer el camino el camino de nuestros sufrimientos, de nuestras ansiedades, de nuestras soledades… Piensen en las ganas de que el alma vuelva a sonreír”, invitó finalmente antes de empezar el acto.