Su inteligencia, sensibilidad y agudo sentido del humor pronto propician un clima de confianza en quien tiene delante. De ahí que cualquier encuentro con Francisco acabe convertido en una improvisada conversación entre amigos que comparten recuerdos, puntos de vista y, por qué no, sugerencias de lectura.
Dos son los libros que, a la menor ocasión, el Papa recomienda leer. El primero, obra del sacerdote francés René Voillaume –fundador de los Hermanitos de Jesús, inspirados en la espiritualidad de san Carlos de Foucauld–, es ‘La segunda llamada’. “Me gustaría que todos lo leyesen y sería bueno regalárselo a los sacerdotes”, compartía durante un encuentro con los párrocos de Roma, el 15 de febrero de 2018 en San Juan de Letrán. Y eso hacía en la mañana del Jueves Santo de este año (6 de abril de 2023): al término de la Misa Crismal, entregaba un ejemplar del mismo a los casi dos mil sacerdotes que concelebraron con él.
Se trata de “un clásico”, escrito por “un hombre muy fino, muy pastoral y muy sin límites”, en el que “hace una hermosa exégesis de la vocación de Pedro, la última, en Tiberíades: el Pedro de la segunda llamada”. “Como el Señor nos llamó la primera vez –reflexionaba entonces Francisco ante sus párrocos–, nos sigue llamando continuamente, pero, si la primera vez fue muy fuerte, luego nos acompaña llamándonos todos los días. Y, en algún momento de la vida, nos llama por segunda vez muy fuerte. Es un momento de muchas tentaciones, en el que hace falta una transformación necesaria. No podemos continuar sin esta transformación necesaria, porque si continúas así, sin madurar, sin dar un paso adelante en esta crisis, terminarás mal. Terminarás con una doble vida, tal vez, o dejando todo”.
Y el pasado Jueves Santo se refería a cómo esa crisis “puede convertirse también en el punto de inflexión del sacerdocio”, en la “etapa decisiva de la vida espiritual –en palabras del padre Voillaume–, en la que hay que hacer la elección definitiva entre Jesús y el mundo, entre la heroicidad de la caridad y la mediocridad, entre la cruz y un cierto bienestar, entre la santidad y una honesta fidelidad al compromiso religioso”. “Y ahí –recordaba al equipo de ‘Vida Nueva’– se ve la sabiduría del hombre, del cura, inserto en la realidad; teológicamente, es otra propuesta de sacerdote”.
El otro título muy recomendado por el Papa últimamente es ‘Hermanito’, escrito a cuatro manos por su protagonista, Ibrahima Balde –un joven guineano que solo quería ser camionero y mecánico para ayudar a su familia, y que nunca pensó dejar su país hasta que desapareció su hermano pequeño– y el poeta vasco Amets Arzallus Antia.
El 3 de abril de 2022, en el vuelo de regreso de su viaje a Malta, Francisco se felicitaba por la generosa acogida de Europa a los ucranianos que huyen de la guerra, pero alertaba que “debería hacerlo también con las personas que vienen del Mediterráneo”. “Es un punto que me ha tocado mucho en esta visita”, reconocía, y aprovechaba para sugerir la lectura de ‘Hermanito’ como una buena forma de conocer de primera mano el “viacrucis de esa gente”. “He oído tantos testimonios, sufrimientos como los que cuenta ese pequeño libro –confiaba a los periodistas– que les pido que reflexionen mucho sobre esto”.